CENIT 988 de 22 de agosto: Dichos y hechos
por S. FERNANDEZ CANTO
Como ya se sabe, la "democracia" consiste en un sistema político en el que el pueblo ejerce la soberanía designando y controlando a sus gobernantes a quienes elige libremente por periodos de tiempo determinados. Su nacimiento se situa en Grecia en el foro de Atenas unos 500 años antes de J. C. Dicha invención fue propagada por el mundo entero salvo que a la época, la democracia —ideal siempre perfectible en nuestros días— se reducía a unos balbuceos de limitado alcance.
Si bien en la ciudad de Atenas las decisiones ya no eran tomadas por un monarca y nada más que por los solos hombres (las mujeres se encontraban enclaustradas en su gineceo) a condición de que estos formaran parte de la clase de los ciudadanos, o lo que vale a decir, nacidos de parientes atenienses.
En los barrios populares los niños eran expuestos a la venta por sus progenitores y destinados a la prostitución de Estado instituida por el legislador demócrata Solon. En cuanto a la esclavitud, el más pobre de los ciudadanos poseía un esclavo.
Es en este contexto que un hombre sobresale, es Diógenes el Cínico, filósofo griego nacido en Sinope (413-327 antes de J. C.). Su desprecio por la riqueza y por las convenciones sociales se han hecho proverbiales. Criticó con mordaz ingenio las costumbres y creencias de su tiempo. Fue célebre por sus excentricidades que le condujeron a vivir en un tonel, a buscar en pleno día un hombre en Atenas alumbrándose con un farol y decir a Alejandro Magno que le había preguntado se deseaba algo : "Si le respondió el Cínico, que se apartase porque le quitaba el sol".
Figura emblemática de la filosofía cínica que el filósofo libertario Michel Onfray ha hecho redescubrir en 1990 con "Cinismos, retrato del filósofo en perro". El calificativo de cínico deriva del griego Kunos (perro) que se les atribuía debido a su vida errante y al reproche que se les hacía de importunar los transeuntes.
El cinismo nació en la barriada pobre de Atenas, alrededor de Antistenes que afirmaba la igualdad de todos los hombres ciudadanos o esclavos, bárbaros o griegos, fue discípulo de Sócrates y maestro de Diógenes.
Los primeros cínicos fueron los impugnadores del orden moral y "democrático".
Cuando Diógenes ve pasar, entre dos policías, el ladrón de un vaso propiedad del Tesoro, lanza : "He ahí los grandes ladrones que se llevan a un pequeño". Cuando se le pregunta de donde es, replica : "Yo soy ciudadano del mundo", y a propósito de la esclavitud advierte a los padres : "Sus hijos se vuelven orgullosos y perezosos ya que tienen a quien despreciar". Su único esclavo se ha escapado y se opone a que se lo traigan y exclama : ¿Mi esclavo se ha liberado? ¿Qué digo? ¡Soy yo el que me he liberado!
Los cínicos fueron los lejanos precursores de estos idealistas rebeldes de los que un personaje emblemático fue, en los años sesenta y ochenta, el folclórico Mouna Agugui a menudo caricaturado por Cabu en "Charlie Hebdo". Este pacifista circulaba de costumbre en una vieja bicicleta para acudir a todos los lugares en donde se organizaba una protesta. Era el autor, entre otros, de aforismos a meditar : "Los valores morales no son cotizados en bolsa", "Tú no matarás en detalle pero sí en gordo".
El humor era el arma a la que recurrían esos anarquistas de antes de la letra.
Como ya se sabe, la "democracia" consiste en un sistema político en el que el pueblo ejerce la soberanía designando y controlando a sus gobernantes a quienes elige libremente por periodos de tiempo determinados. Su nacimiento se situa en Grecia en el foro de Atenas unos 500 años antes de J. C. Dicha invención fue propagada por el mundo entero salvo que a la época, la democracia —ideal siempre perfectible en nuestros días— se reducía a unos balbuceos de limitado alcance.
Si bien en la ciudad de Atenas las decisiones ya no eran tomadas por un monarca y nada más que por los solos hombres (las mujeres se encontraban enclaustradas en su gineceo) a condición de que estos formaran parte de la clase de los ciudadanos, o lo que vale a decir, nacidos de parientes atenienses.
En los barrios populares los niños eran expuestos a la venta por sus progenitores y destinados a la prostitución de Estado instituida por el legislador demócrata Solon. En cuanto a la esclavitud, el más pobre de los ciudadanos poseía un esclavo.
Es en este contexto que un hombre sobresale, es Diógenes el Cínico, filósofo griego nacido en Sinope (413-327 antes de J. C.). Su desprecio por la riqueza y por las convenciones sociales se han hecho proverbiales. Criticó con mordaz ingenio las costumbres y creencias de su tiempo. Fue célebre por sus excentricidades que le condujeron a vivir en un tonel, a buscar en pleno día un hombre en Atenas alumbrándose con un farol y decir a Alejandro Magno que le había preguntado se deseaba algo : "Si le respondió el Cínico, que se apartase porque le quitaba el sol".
Figura emblemática de la filosofía cínica que el filósofo libertario Michel Onfray ha hecho redescubrir en 1990 con "Cinismos, retrato del filósofo en perro". El calificativo de cínico deriva del griego Kunos (perro) que se les atribuía debido a su vida errante y al reproche que se les hacía de importunar los transeuntes.
El cinismo nació en la barriada pobre de Atenas, alrededor de Antistenes que afirmaba la igualdad de todos los hombres ciudadanos o esclavos, bárbaros o griegos, fue discípulo de Sócrates y maestro de Diógenes.
Los primeros cínicos fueron los impugnadores del orden moral y "democrático".
Cuando Diógenes ve pasar, entre dos policías, el ladrón de un vaso propiedad del Tesoro, lanza : "He ahí los grandes ladrones que se llevan a un pequeño". Cuando se le pregunta de donde es, replica : "Yo soy ciudadano del mundo", y a propósito de la esclavitud advierte a los padres : "Sus hijos se vuelven orgullosos y perezosos ya que tienen a quien despreciar". Su único esclavo se ha escapado y se opone a que se lo traigan y exclama : ¿Mi esclavo se ha liberado? ¿Qué digo? ¡Soy yo el que me he liberado!
Los cínicos fueron los lejanos precursores de estos idealistas rebeldes de los que un personaje emblemático fue, en los años sesenta y ochenta, el folclórico Mouna Agugui a menudo caricaturado por Cabu en "Charlie Hebdo". Este pacifista circulaba de costumbre en una vieja bicicleta para acudir a todos los lugares en donde se organizaba una protesta. Era el autor, entre otros, de aforismos a meditar : "Los valores morales no son cotizados en bolsa", "Tú no matarás en detalle pero sí en gordo".
El humor era el arma a la que recurrían esos anarquistas de antes de la letra.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home