VIDAS MILITANTES: ELENA QUINTEROS
Por siempre parte de nuestra memoria viva.
Lo cierto es que hablar de Elena Quinteros, con el marco y la dimensión que ha tomado el caso, uno puede sentirse como cohibido. Todo parece inmenso y el tratar de rescatar la persona Elena que vive entre nosotros, en nuestra memoria, se hace difícil.
¿Quién era Elena en definitiva?
La conocimos en FAU como estudiante de Magisterio, junto a otros de su misma edad, inquieta, curiosa, persistente... Conformaba con Hugo Casariego y Gustavo Insaurralde un trío que movía el gremio de los estudiantes de magisterio. Cualquiera de ellos dignos representantes nuestros y de nuestras posiciones en ese centro, al frente del cual
estuvieron varias veces y dejaron detrás de si nuevas generaciones de estudiante libertarios que continuaron con su derrotero de lucha.
Decía que era inquieta: la actividad de su gremio, la actividad de FAU y la actividad de las organizaciones sociales de la época ( que generalmente las nuestras no eran muchas) la vieron siempre moviéndose, tratando de solucionar problemas organizativos como políticos.
Decía que era curiosa: Leía, investigaba, inquiría. Siempre con elementos de discusión a flor de labios, cuestionadora si los había y metódica en sus planteos. Como decía alguien una vez – “cada vez que discuto con Elena termino agotado”- así lo era, una chispa en toda discusión que no se sabia como terminaría, ni cuando terminaría.
Decía que era persistente: Y era persistente clasista. Detestaba el arribismo, el reformismo, el electoralismo... Luchaba por una revolución del pueblo, un protagonismo del pueblo, una justicia del pueblo y no por soluciones de Mazorcas. Nunca por las soluciones autoritarias y explotadoras largamente experimentadas y largamente tan desastrosa para los trabajadores.
Era una persistencia con proyección, que es lo que mantiene en pié a una persona ante cualquiera que sean los avatares que le demande la lucha y que la está esperando a cualquier vuelta de esquina.
Esto era la persona Elena Quinteros, más allá de todo ese tapujo oficial de placas u oficioso, de deformaciones de posiciones, pensamientos y proyectos. Buscar soluciones para mantener el sistema, para fortalecer el sistema o buscarle gatopardismos para salvar al sistema mientras se habla de ella, la saca de su dimensión real o le esconde su dimensión real. Esto no solo es válido para este caso, sino también para todos aquellos que cayeron luchando y que hoy se está haciendo lo posible por desdibujar su lucha, los reales motivos que la originaron y los reales pensamientos que la animaron.
Se puede hablar de cuando nació, quienes fueron sus familiares, como la asesinaron en forma imperdonable y hay que seguir denunciándolo. Para esto existe mucho material. Pero para los consecuentes existe su consecuencia, para los justos existe su justicia, para los clasista existe su clasismo y para los modestos existe su modestia y es ello que la hace viviente, permanente.
Y ni que hablar de su moral política impecable, de su fraternidad, de su generosidad que ello también forma parte de esta compañera que siempre formará parte de nosotros.
Elena: ¡¡¡Arriba los que luchan!!!
Lo cierto es que hablar de Elena Quinteros, con el marco y la dimensión que ha tomado el caso, uno puede sentirse como cohibido. Todo parece inmenso y el tratar de rescatar la persona Elena que vive entre nosotros, en nuestra memoria, se hace difícil.
¿Quién era Elena en definitiva?
La conocimos en FAU como estudiante de Magisterio, junto a otros de su misma edad, inquieta, curiosa, persistente... Conformaba con Hugo Casariego y Gustavo Insaurralde un trío que movía el gremio de los estudiantes de magisterio. Cualquiera de ellos dignos representantes nuestros y de nuestras posiciones en ese centro, al frente del cual
estuvieron varias veces y dejaron detrás de si nuevas generaciones de estudiante libertarios que continuaron con su derrotero de lucha.
Decía que era inquieta: la actividad de su gremio, la actividad de FAU y la actividad de las organizaciones sociales de la época ( que generalmente las nuestras no eran muchas) la vieron siempre moviéndose, tratando de solucionar problemas organizativos como políticos.
Decía que era curiosa: Leía, investigaba, inquiría. Siempre con elementos de discusión a flor de labios, cuestionadora si los había y metódica en sus planteos. Como decía alguien una vez – “cada vez que discuto con Elena termino agotado”- así lo era, una chispa en toda discusión que no se sabia como terminaría, ni cuando terminaría.
Decía que era persistente: Y era persistente clasista. Detestaba el arribismo, el reformismo, el electoralismo... Luchaba por una revolución del pueblo, un protagonismo del pueblo, una justicia del pueblo y no por soluciones de Mazorcas. Nunca por las soluciones autoritarias y explotadoras largamente experimentadas y largamente tan desastrosa para los trabajadores.
Era una persistencia con proyección, que es lo que mantiene en pié a una persona ante cualquiera que sean los avatares que le demande la lucha y que la está esperando a cualquier vuelta de esquina.
Esto era la persona Elena Quinteros, más allá de todo ese tapujo oficial de placas u oficioso, de deformaciones de posiciones, pensamientos y proyectos. Buscar soluciones para mantener el sistema, para fortalecer el sistema o buscarle gatopardismos para salvar al sistema mientras se habla de ella, la saca de su dimensión real o le esconde su dimensión real. Esto no solo es válido para este caso, sino también para todos aquellos que cayeron luchando y que hoy se está haciendo lo posible por desdibujar su lucha, los reales motivos que la originaron y los reales pensamientos que la animaron.
Se puede hablar de cuando nació, quienes fueron sus familiares, como la asesinaron en forma imperdonable y hay que seguir denunciándolo. Para esto existe mucho material. Pero para los consecuentes existe su consecuencia, para los justos existe su justicia, para los clasista existe su clasismo y para los modestos existe su modestia y es ello que la hace viviente, permanente.
Y ni que hablar de su moral política impecable, de su fraternidad, de su generosidad que ello también forma parte de esta compañera que siempre formará parte de nosotros.
Elena: ¡¡¡Arriba los que luchan!!!
más información en Solidaridad nº 10 periódico de la FAU
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home