El efecto boomerang del esquema maquiavélico del Nazionismo

Un comunista libertario de Israel hace un breve análisisde las elecciones para el parlamento palestino que tuvieron como resultadola derrota del partido antes mayoritario (al-Fatah), vencido por el fundamentalista Hamas, que concurrió con el lema de "Cambio y Reforma"]
La elite gobernante de Israel, que contaba con la buena voluntad de la OLP y de al-Fatah para un compromiso que les dejara algunos de los territorios ocupados en la guerra de 1967 (si eran presionados durante el tiempo necesario) ha cometido un error de cálculo. Una parte de sus esfuerzos incluían el favorecimiento del fundamentalista Hamas, que supuestamente sustituiría la tendencia nacionalista por un programa religioso. El efecto de esta estrategia no ha sido otro que el debilitamiento de la corrupta autoridad palestina hasta niveles demasiado graves como para poder ser controlados, con lo que los israelíes se han encontrado con un gobierno de Hamas, más fundamentalista y menos corruptible, que adopta una lucha integrista y activa contra la ocupación bajo un prisma religioso (el extremismo nacionalista religioso no se limita a la religión judía…). El sistema capitalista moderno depende de la clase capitalista que controla la burocracia del Estado. Cuando el sistema capitalista es impuesto por los antiguos colonizadores sin una clase capitalista lo suficientemente fuerte, la burocracia estatal o los altos mandos del ejército toman las riendas. En el caso de los territorios palestinos devueltos para ser administrados por la burocracia y la fuerza militar de la OLP no existía la influencia moderadora de una clase capitalista fuerte y autóctona. De ese modo, los funcionarios de alto nivel se enriquecieron mediante la corrupción y sobornaron a los funcionarios inferiores para ganarse su lealtad. Lo único que podían hacer los trabajadores y los campesinos era mirar con recelo a la nueva elite gobernante corrupta. Este sistema no podía funcionar correctamente, pues las fuerzas de ocupación israelíes no eran ajenas al proceso, favoreciendo el crecimiento del fundamentalista Hamas.Al tiempo que Hamas, que distribuyó mucha ayuda a los más necesitados, también mediante las ONGs controladas por ellos en áreas como la sanidad, la educación y los servicios sociales, parecía comportarse de un modo alejado de la corrupción, asegurándose de este modo muchos votos y simpatías, también de gente que no puede ser considerada fundamentalista. De los sondeos puede extraerse que los votantes de Al-Fatah y de Hamas no se diferencian demasiado en cuanto a nivel de fervor religioso. Pero existían dos razones relacionadas con la religión que impulsaron a la gente a votar a Hamas: la primera fue el castigo a la corrupción, la segunda el apoyo a una lucha más decidida contra Israel. Además, Al-Fatah estaba muy desorganizada como resultado de conflictos internos y del ataque constante de las fuerzas de Israel; estaba tan plagada de disensiones internas que Hamas consiguió aumentar el número de diputados más allá de lo imaginable. El mismo Hamas no es monolítico. La principal motivación de sus activistas más destacados es promover la religión islámica, para lo cual militaron activamente durante muchos años en el campo del nacionalismo extremo. Sin embargo, hay muchos de ellos que estarían dispuestos a pactar con Israel y los poderes imperiales para mantenerse en el sillón o al menos conservar una posición preeminente. No es una casualidad que en un municipio donde Hamas obtuvo el control del ayuntamiento hace un año, sólo fueran elegidos candidatos de al-Fatah, o que en la pequeña comunidad de Bil´in, donde el comité popular nacionalista está haciendo un buena trabajo en la lucha contra el muro, al-Fatah obtuviera 20 votos más que Hamas.Hamas ha conseguido el 42´9% de los votos en las recientes elecciones palestinas. Sin embargo, debido a la desorganización de al-Fatah y el procedimiento electoral -la mitad de los escaños (66) elegidos mediante voto proporcional y la otra mitad elegida mediante voto por regiones- han obtenido el 56% de los escaños en el Parlamento. Ahora deberán decidir (o escindirse) si quieren usar su poder para promover el fundamentalismo desde la Autoridad Palestina o parar la resistencia militar para obtener legitimidad a los ojos de los principales Estados capitalistas.

Ilan Shalif

(trans Manu García CNT-AIT)