ARAGONESES VICTIMAS DEL HOLOCAUSTO NAZI
“...éramos igual que las ratas, como las cucarachas. Nos podían aplastar como a un gusano, no éramos nada, éramos cero”.
Joaquín López Raimundo
Joaquín López Raimundo
"Entre los múltiples ejemplos de barbarie de que fui testigo, no puedo por menos que relatar tres de ellos: el camarada Sigirau, albañil de profesión (nacido en Castejón de Sos) recibió cuando estaba formado una tunda de palos administrada por el kapo que le rompió varias costillas; no había posibilidad alguna de curarlo y murió después de decirme: "Si tienes más suerte que yo, irás de mi parte a besar el suelo de mi patria." Un maño de Calanda, provincia de Teruel, campesino él, fue golpeado violentamente cierta mañana por Otto, el Bandido. Antes de perder el conocimiento, tuvo tiempo de decirme: "¿Qué le habré hecho a ese animal? ¡No lo olvides y véngame cuando se te presente la ocasión!" Otro maño de Cincovillas, campesino, ya de cierta edad, incapaz de tenerse en pie, consumido por las privaciones, me había trasmitido con voz fuerte su última voluntad antes de morir: "Vosotros que sois jóvenes podréis soportar este infierno; es necesario que tengáis ese valor." Y antes de morir, El Mañico cantó una jota aragonesa en honor a su tierra y para rendir homenaje a su patria"
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