EDITORIAL ORTO nº 141: Hace setenta años
El próximo 19 de julio se va a cumplir/celebrar el setenta aniversario de una efeméride que para los libertarios tiene un significado muy especial. Nos referimos al comienzo de lo que se conoce históricamente como Guerra Civil Española, y que entre nosotros y nosotras es conocido como Revolución Social en España. Revolución Social que tuvo su período álgido de julio de 1936 a mayo de 1937.
Después de los HECHOS DE MAYO, en la Telefónica de Barcelona, y la intervención de los ministros de la CNT en el Gobierno de la República, la Revolución Social en el conjunto de los pueblos y ciudades que estaban bajo el “ dominio “ republicano perdió su enorme empuje; los dramáticos avatares de la contienda bélica en perjuicio de la zona denominada roja hicieron que menguara la capacidad de respuesta revolucionaria inicial, contribuyendo de manera decisiva la acción contrarrevolucionaria del Partido Comunista español.
El pasado 14 de abril se cumplía el 75 aniversario de la proclamación de la Segunda República española. Gran cantidad de actos oficiales o no han tenido lugar durante varios meses antes y después la mencionada fecha. En muchos de ellos ha estado presente el recuerdo, no sólo de lo que pasó entre 1931-36, sino que también lo sucedido entre 1936 - 39. Es lo que se ha dado en denominar la Memoria Histórica.
Como hemos escrito en otras ocasiones, nosotros no somos contrarios al recuerdo histórico, más bien lo contrario. Pero tenemos que aclarar que una cosa es el recuerdo y otra muy diferente la añoranza continua de esa memoria, por mucho que lo ocurrido en ese período histórico sea de una profundidad revolucionaria digna de ser tenida muy en cuenta, tanto por la generación actual como por las venideras. Lo realizado por la clase trabajadora en ese corto espacio de tiempo quedará ahí como documento irrefutable de lo que puede hacer la humanidad cuando no se rige por el grosero parámetro del interés económico y del poder de unos pocos privilegios.
Y es en ese aspecto que deseamos llamar la atención de lo que está sucediendo y lo que está en proyecto de suceder. Nos explicaremos, empezando por el final. Lo que está en proceso de suceder es que el Gobierno socialista (socialdemocracia escorada al centro derecha) va a aprobar una ley que ponga punto y final a lo que sucedió entre el 36 y el 39 del siglo pasado. Es casi imposible que una ley ponga punto y final a cualquier cosa, pero mucho menos si lo que tiene por objeto dicha ley es la memoria histórica de ese período. Y afirmamos eso porque la línea que se está siguiendo en la actualidad tanto en los medios de comunicación en general, como en los más afines al PSOE, es que se hable de guerra civil, de muertos, de cunetas y fosas comunes, pero no de lo que sucedió en aquellos meses en toda su amplitud.
Está muy bien, y nos congratulamos que los familiares de las víctimas del franquismo sepan donde están sus seres queridos, y que se les entierren como cada cual tengan a bien hacerlo. Nada que objetar. Lo que nos parece mal, lo que no está nada bien es el querer hacer ver que la llamada memoria histórica se circunscribe sólo a lo relacionado con los muertos/asesinados por la Dictadura franquista/clerical, o a pedir que los dirigentes de la derecha pidan perdón por lo que hicieron sus antecesores. Y si lo hicieran sería un acto de pura hipocresía, ya que en el fondo si las circunstancias fueran iguales o parecidas volverían a hacer lo mismo. Ellos ni olvidan ni perdonan. La Historia está llena de multitud de ejemplos. Uno de ellos: la intención por parte del Vaticano de canonizar masivamente a los que ellos llaman mártires de la hordas rojas. Llegando en su delirium tremens a querer canonizar al mismísimo dictador y asesino: General Franco.
En charlas, escritos, tertulias, exposiciones, artículos, etc, que han tenido y tienen como leiv motiv este tema, la base del discurso expositivo ha sido el recuento de muertos, por qué se perdió la guerra, quién tuvo la culpa de la misma, la intervención o no de los países extranjeros en la misma, y un largo etcétera, que no aporta nada o muy poco al verdadero sentido que tuvo lo que sucedió entre julio del 36 y abril del 39.
Es verdad que hubo unos muchos y graves desmanes en la zona llamada republicana, es verdad que hubo muchas cosas de toda índole que no se hicieron bien, pero todo ello junto es una nimiedad para lo que aconteció en la conocida como zona nacional durante y, sobre todo, una vez terminada la guerra. Por suerte no estamos en la Edad Media, y se han dejado suficientes documentos escritos y visuales que ponen las cosas en su sitio. No es tan fácil en la actualidad falsificar la historia, por mucho que escritores a sueldo de la voz de su amo, se empeñen en hacernos ver lo contrario.
Hace setenta años, además de un golpe de estado, de una guerra civil (¿hay algo más incivil que una guerra?), de miles y miles de muertos y asesinatos durante y después del conflicto bélico, además de todo eso hubo una verdadera Revolución, una experiencia colectiva de cómo se puede organizar la sociedad sin explotados ni explotadores, hubo una realidad asociativa en torno al funcionamiento del mundo rural y urbano y de las formas de producción y reparto de la riqueza que no se había dado hasta esa fecha. Es la MEMORIA TOTAL, y no la parcialización de la misma la que toca reivindicar. Como hemos dicho en otras ocasiones que cada uno asuma sus responsabilidades de éxitos y fracasos, que nosotros y nosotras,
libertari@s, asumimos los nuestros. Que a nadie se le olvide, lo hecho por las Colectividades agrarias y urbanas también son parte, y muy importante, de esa memoria histórica.
Para terminar, decir que quienes durante estos últimos veinticinco años
no han tenido la dignidad de revindicar esa memoria, en aras del oportunismo político partidista, vengan ahora a querer convertirse en paladines de la defensa de esa memoria. Qué bonito es venir ahora con la cantinela de que no era el momento adecuado para ello, de que la gente tenía miedo. Esas son excusas de mal pagador. Que no nos vengan con esas excusas. Si ellos, fundamentalmente socialista y comunistas, dirigentes políticos han obviado esa parte de la memoria histórica es porque no hicieron las cosas como la ocasión requería. Y un ruego, si vais a falsificar más aún lo que pasó, dejad las cosas tal como están, que ya vendrán mejores tiempos para poner las cosas en su verdadero lugar.
Después de los HECHOS DE MAYO, en la Telefónica de Barcelona, y la intervención de los ministros de la CNT en el Gobierno de la República, la Revolución Social en el conjunto de los pueblos y ciudades que estaban bajo el “ dominio “ republicano perdió su enorme empuje; los dramáticos avatares de la contienda bélica en perjuicio de la zona denominada roja hicieron que menguara la capacidad de respuesta revolucionaria inicial, contribuyendo de manera decisiva la acción contrarrevolucionaria del Partido Comunista español.
El pasado 14 de abril se cumplía el 75 aniversario de la proclamación de la Segunda República española. Gran cantidad de actos oficiales o no han tenido lugar durante varios meses antes y después la mencionada fecha. En muchos de ellos ha estado presente el recuerdo, no sólo de lo que pasó entre 1931-36, sino que también lo sucedido entre 1936 - 39. Es lo que se ha dado en denominar la Memoria Histórica.
Como hemos escrito en otras ocasiones, nosotros no somos contrarios al recuerdo histórico, más bien lo contrario. Pero tenemos que aclarar que una cosa es el recuerdo y otra muy diferente la añoranza continua de esa memoria, por mucho que lo ocurrido en ese período histórico sea de una profundidad revolucionaria digna de ser tenida muy en cuenta, tanto por la generación actual como por las venideras. Lo realizado por la clase trabajadora en ese corto espacio de tiempo quedará ahí como documento irrefutable de lo que puede hacer la humanidad cuando no se rige por el grosero parámetro del interés económico y del poder de unos pocos privilegios.
Y es en ese aspecto que deseamos llamar la atención de lo que está sucediendo y lo que está en proyecto de suceder. Nos explicaremos, empezando por el final. Lo que está en proceso de suceder es que el Gobierno socialista (socialdemocracia escorada al centro derecha) va a aprobar una ley que ponga punto y final a lo que sucedió entre el 36 y el 39 del siglo pasado. Es casi imposible que una ley ponga punto y final a cualquier cosa, pero mucho menos si lo que tiene por objeto dicha ley es la memoria histórica de ese período. Y afirmamos eso porque la línea que se está siguiendo en la actualidad tanto en los medios de comunicación en general, como en los más afines al PSOE, es que se hable de guerra civil, de muertos, de cunetas y fosas comunes, pero no de lo que sucedió en aquellos meses en toda su amplitud.
Está muy bien, y nos congratulamos que los familiares de las víctimas del franquismo sepan donde están sus seres queridos, y que se les entierren como cada cual tengan a bien hacerlo. Nada que objetar. Lo que nos parece mal, lo que no está nada bien es el querer hacer ver que la llamada memoria histórica se circunscribe sólo a lo relacionado con los muertos/asesinados por la Dictadura franquista/clerical, o a pedir que los dirigentes de la derecha pidan perdón por lo que hicieron sus antecesores. Y si lo hicieran sería un acto de pura hipocresía, ya que en el fondo si las circunstancias fueran iguales o parecidas volverían a hacer lo mismo. Ellos ni olvidan ni perdonan. La Historia está llena de multitud de ejemplos. Uno de ellos: la intención por parte del Vaticano de canonizar masivamente a los que ellos llaman mártires de la hordas rojas. Llegando en su delirium tremens a querer canonizar al mismísimo dictador y asesino: General Franco.
En charlas, escritos, tertulias, exposiciones, artículos, etc, que han tenido y tienen como leiv motiv este tema, la base del discurso expositivo ha sido el recuento de muertos, por qué se perdió la guerra, quién tuvo la culpa de la misma, la intervención o no de los países extranjeros en la misma, y un largo etcétera, que no aporta nada o muy poco al verdadero sentido que tuvo lo que sucedió entre julio del 36 y abril del 39.
Es verdad que hubo unos muchos y graves desmanes en la zona llamada republicana, es verdad que hubo muchas cosas de toda índole que no se hicieron bien, pero todo ello junto es una nimiedad para lo que aconteció en la conocida como zona nacional durante y, sobre todo, una vez terminada la guerra. Por suerte no estamos en la Edad Media, y se han dejado suficientes documentos escritos y visuales que ponen las cosas en su sitio. No es tan fácil en la actualidad falsificar la historia, por mucho que escritores a sueldo de la voz de su amo, se empeñen en hacernos ver lo contrario.
Hace setenta años, además de un golpe de estado, de una guerra civil (¿hay algo más incivil que una guerra?), de miles y miles de muertos y asesinatos durante y después del conflicto bélico, además de todo eso hubo una verdadera Revolución, una experiencia colectiva de cómo se puede organizar la sociedad sin explotados ni explotadores, hubo una realidad asociativa en torno al funcionamiento del mundo rural y urbano y de las formas de producción y reparto de la riqueza que no se había dado hasta esa fecha. Es la MEMORIA TOTAL, y no la parcialización de la misma la que toca reivindicar. Como hemos dicho en otras ocasiones que cada uno asuma sus responsabilidades de éxitos y fracasos, que nosotros y nosotras,
libertari@s, asumimos los nuestros. Que a nadie se le olvide, lo hecho por las Colectividades agrarias y urbanas también son parte, y muy importante, de esa memoria histórica.
Para terminar, decir que quienes durante estos últimos veinticinco años
no han tenido la dignidad de revindicar esa memoria, en aras del oportunismo político partidista, vengan ahora a querer convertirse en paladines de la defensa de esa memoria. Qué bonito es venir ahora con la cantinela de que no era el momento adecuado para ello, de que la gente tenía miedo. Esas son excusas de mal pagador. Que no nos vengan con esas excusas. Si ellos, fundamentalmente socialista y comunistas, dirigentes políticos han obviado esa parte de la memoria histórica es porque no hicieron las cosas como la ocasión requería. Y un ruego, si vais a falsificar más aún lo que pasó, dejad las cosas tal como están, que ya vendrán mejores tiempos para poner las cosas en su verdadero lugar.
ORTO Revista Cultural de ideas Ácratas, Apartado de Correos nº 322, 08910 Badalona.
2 Comments:
At 6:45 p. m., Anónimo said…
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At 8:45 a. m., Anónimo said…
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