CENIT portavoz de la regional exterior de la cnt-ait

"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

16 febrero, 2006

¿Por qué nos llevaron a Angoulême, y luego a la carcel de Cognac?


PRIMERA RETIRADA DE ARAGÓN

Salimos de Angüés el 25 de marzo de 1938. Una parte de las fuerzas que luchaban en Aragón se fueron a Cataluña. Pero una gran parte de la población civil del Alto Aragón nos fuimos hacia el pirineo. La 43 División resistía en la bolsa de Bielsa; nosotros íbamos con la 30 División mandada por Del Barrio: era la División que tenía que proteger la población civil en la retirada hacia el Pirineo; tenía que enlazar con la 43 División pero no lo hizo. La 30 División pasó a Francia con la población civil. Esta División, cuando era Columna se llamaba "Companys y Maciá" y estaba localizada en Tardienta. Recordaremos que esta División y la 11 División, mandadas por Lister, fueron las que destruyeron las Colectividades de Aragón y el Consejo de Defensa.
Pasamos por Benasque el 1° de abril de 1938. Cuando llegamos a Francia, nos concentraron en la estación de Luchon (el Alcalde era M. Coste-Floret, radical-socialista: se portó bastante bien con nosotros). Los soldados de la República se reorganizaron y las autoridades francesas, preguntaron con altavoces que los que querían volver a España dijeran a qué parte: unos 30 se fueron a la parte de Franco; los demás de la 30 División, unos 5.000 militares, regresaron a zona republicana, a Cataluña.
La población civil fue vacunada y distribuída hacia varias regiones de Francia; nos hacían subir al tren por grupos de 25 personas; no nos dejaban elegir: ¿Por qué a nosotros nos llevaron a Angoulême? Yo tenía 16 años. El día 6 de abril de 1938 marchamos por la tarde; cruzamos Toulouse por la noche. El 7 por la noche pasamos por Burdeos. Estábamos en un tren de viajeros, todo constituido con vagones de tercera clase. En todo el viaje no nos dejaron bajar. Llegamos a Angoulême el día 8 por la tarde; nos hicieron entrar a una fábrica desafectada, sin puertas y con ventanas rotas. Extendieron paja en el suelo. En aquella fábrica había como una cocina; pusieron en ella unos calderos para poder calentar la comida. Los aseos eran los de los obreros en la fábrica vieja, y para lavarnos había una serie de lavabos de la antigüa fábrica también. Allí estuvimos once días, hasta el 19 de abril de 1938. Hubo una manifestación del partido socialista de protesta por las condiciones en las que estábamos alojados. Entonces sobre el 20 o 21 de abril, nos sacaron de la fábrica de Angoulême y nos llevaron a Cognac. Como no encontraban sitio para alojarnos, nos llevaron a la carcel municipal de Cognac: a las mujeres y a los niños los instalaron en el primer piso; los hombres estábamos en las celdas de la planta baja (habían sacado a los detenidos y los habían transladado al sótano). A mi me pusieron en la celda n° 2: estaba prevista para 4 presos pero a nosotros nos pusieron 22 en la misma celda, casi todos de la provincia de Huesca (no había más que un water para todos). Allí nos llenamos de piojos; yo no sabía como hacer, pues no había nunca tenido piojos; además no tenía otra ropa más que la puesta, me ayudó una señora de Fuendetodos, fue ella quien me quitó los piojos; me dijo: ¡quítate la ropa! Donde estaban los wáteres, había como un corral donde se salía a tomar el aire; allí, con botes grandes y después de haber hecho un fuego con el carbón que pidió, puso a herbir la ropa y así se desinfectó. La carcel estaba organizada para presos de derecho común, así es que eran sus guardias los que nos guardaban a nosotros también. La directora de la carcel estaba jubilada de maestra de un convento; supimos más tarde que pertenecía a los "Cruces de Fuego"; era muy dura. Comíamos en unas mesas colocadas a lo largo de los pasillos, delante de las celdas. Mientras comíamos, hacían pasar a los presos de derecho común, atados; cuando pasaban delante de nosotros nos decían los guardias: si no te portas bien, ¡con ellos te pondremos!
Teníamos libertad para salir de las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde, y podíamos ir a las duchas municipales.
Permanecí un mes y medio en Cognac, sin saber donde estaban mis padres; un día, con otros de Abiego, de Barbastro y de Graus, lo supe por mediación de los Bescos de Toulouse, que eran de Angüés. Así es que decidimos, con mi tío León irnos de Cognac: hicimos los trámites y fuimos a ver a la directora de la carcel: ésta no se opuso a que mi tío marchara a Issoudun en busca de su mujer y de sus dos hijas, pero se opuso de que yo fuera con mi tío, diciendo que era yo menor de edad y que se consideraba ella responsable. Mi tío le dijo que si no se llevaba a su sobrino no se podía ir. Entonces la señora me dijo: "¿por qué no te vas a tu pueblo de Aragón que está liberado ahora? Yo le contesté: "no señora, no está liberado, está ocupado por los fascistas". Me dijo ella entonces: "tais-toi, petit anarchiste!" Mi tío me vino en ayuda diciendo "es un niño todavía, ¿cómo quiere usted que sea anarquista?"
Por fin, pudimos ir a Issoudun. De Angüés estaban allí Alejandro Pascual, su madre, su tía y su hermana y la familia Paul con sus hijos. Allí vivimos en la caserne Jourdan.
Una ley (del Frente Popular) obligaba a todos los republicanos de salir de Francia hacia España. La mayoría regresaron pues, a la parte republicana, en el mes de septiembre de 1938. Yo marché a España, a la Barcelona republicana, el 17 de agosto de 1938.

MI SEGUNDA RETIRADA

Febrero de 1939… En la estación de Cerbère nos dieron un bote de leche (yo tuve dos, lo que me fué muy bien porque llevaba muchas horas sin nada en el estómago). Luego, nos pusieron en corro (como hacíamos nosotros con nuestros corderos); cuando había unas 1.000 personas, cercaban el corro y empezaban a contar la gente por grupos de 25. Nos hicieron subir a un tren que llevaba las letras P Midi. No sabíamos a donde íbamos pero eso no nos gustó; así es que con Victorián Husón, Joaquín Ascaño Pueyo de Angüés y también otro que se llamaba Pedro de Tardienta, nos escapabamos de aquel tren y subimos a otro con mujeres y niños. Llegamos a Brive la Gaillarde. Allí encontramos a gente de Abiego que se habían quedado cuando la primera retirada. Nos pusieron en un cine, y allí nos dieron de comer.
Más tarde supimos que algunos trenes que marchaban de Cerbère también se dirigieron hacia Angoulême.
(Enviado por Zeika Viñuales Sarsa)
Martín ARNAL
De CeNiT nº 976 de 7 de febrero de 2006