CENIT 987: Dichos y Hechos
S. FERNANDEZ CANTO
Según parece EE. UU. han reconocido con respecto a Irán las "virtudes" de la diplomacia, cosa que, por excesiva petulancia omitieron aplicar en lo que atañe a Irak. Por la primera vez desde 1979 consideran oportuno entablar un diálogo directo con Teherán con la participación de los diferentes miembros del Consejo de seguridad de la ONU a los cuales está asociada Alemania.
Se conoce que la intempestiva experiencia iraquí les ha servido de lección y prudentemente quieren ahora embarcar a todo quisque en la próxima.
Los ministros de negocios extranjeros de estos países reunidos en Viena el jueves día 1 de junio han dirigido una proposición común a Irán a través de la cual a cambio de una suspensión de su programa de enriquecimiento del uranio y de un control de sus instalaciones, equipamientos en nuclear civil podría serles proporcionados. En caso de rechazo por parte de Teherán "otras medidas serán tomadas por el Consejo de seguridad" amenaza apenas veladas de posibles sanciones.
Ahora bien, el asunto se complica ya que en el seno de la más alta instancia de la ONU, Irán dispone de aliados "objetivos" con China que le compra el petróleo y Rusia que le vende armamento.
Prescindiendo de obrar por su propia cuenta, por el momento, Washington ha escogido la manera diplomática a través de la comunidad internacional esperando así solucionar el asunto y si hubiera necesidad demostrar a los europeos, chinos y rusos la imposibilidad de obtener nada de los iranís como no sea por la fuerza y eso después que al energúmeno de presidente iraní, Mahmud Ahmedinejab se le ocurrió decir que Israel debía ser borrado del mapa.
No creemos que nadie esté dispuesto a lanzarse en un enfrentamiento bélico con el régimen iraní que si bien no dispone aún de los medios nucleares militares -al menos por el momento- cuenta con un ejército mucho más potente que el de Saddam Hussein como así de milicianos islamistas fanatizados.
Frente a la intransigencia iraní que se ha manifestado por la reafirmación de un "derecho inalienable y legítimo" al nuclear, americanos y europeos pueden vacilar entre dos opciones (hipotéticas ambas como es natural). La primera es de considerar que aún queda un poco de tiempo en la medida que Irán no está en condiciones de poseer el arma nuclear antes del 2010 y que de aquí a allí el régimen puede encontrarse en gran dificultad, debido a que la situación económica y social no es, precisamente, de las más relucientes. La segunda opción sería la de intervenir rápidamente antes que el peligro nuclear no se convierta en una realidad. Pero el estado actual de Irak, víctima de una insoluble guerra civil interna no invita a una desestabilización suplementaria de la región.
Sobre todo ahora que la sociedad iraní está sacudida por tensiones en el interior del país que el régimen se esfuerza en apaciguar tanto a través de una promesa ilusoria de carácter nacionalista sobre la energía nuclear como por la inesperada autorización recientemente acordada a las mujeres para asistir a los partidos de futbol que, si para nosotros, semejante consentimiento se nos antoja un despropósito para todo musulmán que profese la religión de Mahoma, al pie de la letra, resulta una medida excesivamente tolerante.
Según parece EE. UU. han reconocido con respecto a Irán las "virtudes" de la diplomacia, cosa que, por excesiva petulancia omitieron aplicar en lo que atañe a Irak. Por la primera vez desde 1979 consideran oportuno entablar un diálogo directo con Teherán con la participación de los diferentes miembros del Consejo de seguridad de la ONU a los cuales está asociada Alemania.
Se conoce que la intempestiva experiencia iraquí les ha servido de lección y prudentemente quieren ahora embarcar a todo quisque en la próxima.
Los ministros de negocios extranjeros de estos países reunidos en Viena el jueves día 1 de junio han dirigido una proposición común a Irán a través de la cual a cambio de una suspensión de su programa de enriquecimiento del uranio y de un control de sus instalaciones, equipamientos en nuclear civil podría serles proporcionados. En caso de rechazo por parte de Teherán "otras medidas serán tomadas por el Consejo de seguridad" amenaza apenas veladas de posibles sanciones.
Ahora bien, el asunto se complica ya que en el seno de la más alta instancia de la ONU, Irán dispone de aliados "objetivos" con China que le compra el petróleo y Rusia que le vende armamento.
Prescindiendo de obrar por su propia cuenta, por el momento, Washington ha escogido la manera diplomática a través de la comunidad internacional esperando así solucionar el asunto y si hubiera necesidad demostrar a los europeos, chinos y rusos la imposibilidad de obtener nada de los iranís como no sea por la fuerza y eso después que al energúmeno de presidente iraní, Mahmud Ahmedinejab se le ocurrió decir que Israel debía ser borrado del mapa.
No creemos que nadie esté dispuesto a lanzarse en un enfrentamiento bélico con el régimen iraní que si bien no dispone aún de los medios nucleares militares -al menos por el momento- cuenta con un ejército mucho más potente que el de Saddam Hussein como así de milicianos islamistas fanatizados.
Frente a la intransigencia iraní que se ha manifestado por la reafirmación de un "derecho inalienable y legítimo" al nuclear, americanos y europeos pueden vacilar entre dos opciones (hipotéticas ambas como es natural). La primera es de considerar que aún queda un poco de tiempo en la medida que Irán no está en condiciones de poseer el arma nuclear antes del 2010 y que de aquí a allí el régimen puede encontrarse en gran dificultad, debido a que la situación económica y social no es, precisamente, de las más relucientes. La segunda opción sería la de intervenir rápidamente antes que el peligro nuclear no se convierta en una realidad. Pero el estado actual de Irak, víctima de una insoluble guerra civil interna no invita a una desestabilización suplementaria de la región.
Sobre todo ahora que la sociedad iraní está sacudida por tensiones en el interior del país que el régimen se esfuerza en apaciguar tanto a través de una promesa ilusoria de carácter nacionalista sobre la energía nuclear como por la inesperada autorización recientemente acordada a las mujeres para asistir a los partidos de futbol que, si para nosotros, semejante consentimiento se nos antoja un despropósito para todo musulmán que profese la religión de Mahoma, al pie de la letra, resulta una medida excesivamente tolerante.
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