CENIT portavoz de la regional exterior de la cnt-ait

"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

03 octubre, 2006

CENIT nº 990: Desde la galería"


por V. MONTANé

Qué bien se está en la silla poltrona, recopilando y traduciendo los avatares de la GESTA revolucionaria del pueblo Español en su lucha contra el franquismo…
He querido ver lo que nos cuenta el autor de ‘Los Incontrolados’.
Su libro me está cayendo de las manos, hoja por hoja a medida que las voy girando (defecto de encuadernación.) Me parece que no lo terminaré de leer, y no sé si lo conservaré, ya que su contenido nada de trascendental me aporta.
Redundancias, polémicas y nada más, las cualidades intelectuales del autor (que no pongo en dudas), sólo ponen en evidencia los errores que se cometieron y las polémicas inoportunas. En tanto que espectador no se cometen errores.
En otras ocasiones he manifestado que nuestros enemigos y detractores pueden descansar tranquilos, ya que siempre tendrán pretendidos amigos para remachar los defectos organizativos. Es haciendo camino que se pueden dar pasos en falso, lo que hay que procurar, es no tropezar dos veces en la misma piedra.
Es facil de encontrar peros, parentesis, puntos y comas en las narraciones escritas por diversos historiadores (¿?), cuando se hace referencia a G. SORIA, nada encontramos que favorezca nuestra Organización; la crítica, cuando es razonada, se puede admitir, pero de ninguna manera debemos aceptar que se critiquen hombres y mujeres que no se pueden defender por haber fallecido.
Podríamos citar nombres de compañeros, habiendo desempeñado cargos de responsabilidad -incluso ministeriales-, que reconocieron los errores cometidos.
Cuando uno reconoce sus fallos, no veo con qué derecho elementos de la galería quieren enlodar sus memorias a los sesenta años… El autor deja entrever que, armando las Columnas Confederales, se hubiese conseguido la derrota del fascismo. Los hechos han demostrado que la victoria era imposible; todo estaba bien atado, es decir que el franquismo disponía de una fuerza armada muy superior a la de los defensores de la Revolución, así como de los Republicanos, Socialistas y Comunistas. ¡Teníamos que perder…! Y no hay que darle vueltas a la noria y ser objetivos.
Sesenta años después de finalizar la gran tragedia, el autor nos viene a sacar todo un relato al cual no pudo participar, sin duda alguna; además, cuando se quiere hablar de la Organización, lo menos que se puede exigir es que cada uno valore su contribución a la vida de nuestra valiente CONFEDERACIÓN NACIONAL DEL TRABAJO. Los defectos los podemos recordar y tenerlos en cuenta, pero en su seno. Cuando uno se mantiene al margen, y por su capacidad intelectual, quiere modificar el resultado final diciendo que si esto, si aquello y lo demás se hubiese debido aplicar, el mismo se considera como un estratega.
Se comprende, aunque fuera solamente por su ética, el poco entusiasmo manifestado en las columnas confederales, como en la Columna de Hierro de gloriosa memoria, a tener que aceptar la militarización. El autor no se ha preguntado si había otra solución, que seguir combatiendo a la bestia fascista por todos los medios. De no haber aceptado la condición impuesta, la guerra se terminaba pronto, quedando la Organización responsable del desastre que llegó al cabo de cerca tres años de lucha desigual, tanto en hombres como en material.
Dicho autor no hace otra cosa que recopilar los datos de la polémica sobre militarización, el resultado del enfrentamiento está ahí para no perder tiempo en poner en relieve las intrigas internas de nuestra Organización; creo que es más importante consagrar nuestras facultades a dar un repaso a la obra constructiva, a los ensayos colectivistas. Ahí sí que nada se le puede reprochar a la Organización, ya que espontáneamente se puso en práctica la vida en común, en un sinfín de pueblos se aplicaron los principios del Comunismo Libertario.
Hablo por experiencia vivida en mi infancia, en un pueblo de la Ribera del Ebro. Las tierras de los caciques fueron incautadas y trabajadas en común, la mayoría de los pequeños agricultores ingresaron en la Colectividad, que funcionó hasta el 8 de Abril del 1938. En esta fecha (las tropas facciosas estando muy cerca) salimos unas cuantas familias, con carros, mulos y un rebaño de corderos en dirección de Reus, en cuya Colectividad se ingresó lo que se pudo salvar. Mis padres y mi abuelo participaron con ahinco a la obra común, y eso fue la gran satisfacción de sus vidas. No recuerdo los pormenores del funcionamiento interno, pero por cierto, la vida de los trabajadores se volvió mucho mas harmoniosa. TODOS A UNA… Se estableció un sistema de distribución a base de bonos o vales que permitían conseguir los comestibles y las demás prendas en el almacén (más bien la cooperativa). Se abrió un comedor colectivo para los solteros; por primera vez se consiguió una trilladora, abandonando la trilla al sistema ancestral con caballería y rodillos.
Para cierto historiador fue una absurdidad la jubilación a los 60 años no disponiendo de reservas, en el sistema capitalista, todo y disponiendo de reservas colosales, sigue siendo absurda esta medida, ya que los gobernantes quieren prolongar la vida activa hasta 65 incluso 67 años en ciertos países.
De todas formas no se pudo aplicar esta medida, teniendo en cuenta la situación del enfrentamiento armado, ni tampoco la reducción de las horas de trabajo. Existía el afán de aportar el máximo esfuerzo físico y moral a la lucha abierta en contra de la reacción fascista. Otra afirmación de muchos historiadores es que se quemaron las iglesias: En lo que recuerdo del pueblo que me vió nacer, se respetó el edificio, vaciando su mobiliario e iconografías, y se utilizó en tanto que almacén colectivo, allí se depositaban las cosechas y los productos necesarios para los cultivos. Nunca había entrado tanto en la iglesia que durante el periodo 36-38.
Naturalmente, al llegar los "cruzados", el interior fue rehabilitado y, al parecer, enriquecido. Añadiendo una cosa en la fachada: una placa a la memoria de J. A. Primo De Rivera; un día se tendrá de arrancar, ya que recordar este funeste individuo está en contradicción con los principios democráticos que los gobernantes de turno dicen querer aplicar; evocar su nombre es rememorar la tragedia, las matanzas en los frentes, y sobre todo el GENOCIDIO cometido por las hordas "nacionalistas" del cual hoy, después de 70 años, todavía no se pueden dar cifras exactas. Había que eliminar el mayor número de precursores de una sociedad libre e igualitaria, todos los gobernantes nos hablan de Igualdad, como si fuera una realidad. "Somos todos iguales, pero los hay que son mas iguales que otros…"
Volvamos al principio de este pequeño trabajo de reflexión: Hemos conocido al padre del autor del libro, pero nunca habíamos abordado el tema que su hijo se atreve a enjuiciar; ignoro como hubiese acogido la narración expuesta en esas 190 páginas.
Se permite comentar una foto de los ministros anarquistas de Federica Montseny en elegante y largo vestido de gala, de García Oliver en no menos elegante traje de ministro, tan pueril que pueda parecer, viene al espíritu sin démora que una de las motivaciones profundas de sus actos fueron por cierto el profundo deseo de ser reconocidos. ¿Por quién? Por el conjunto de la sociedad, por todos los demás, pero sobre todo, por la clase política en la cual hacían su verdadera entrada. Es evidente que estaban animados por un profundo deseo de respectabilidad, ellos que habían sido denegados en su existencia en tanto que "asociales" etc.
El autor demuestra una gran valentía, ya que ninguno de los incriminados le puede demostrar la inepsia de sus afirmaciones. Si reflexionara y tuviera en cuenta por qué la C.N.T. intervinó en el gobierno, podría percatarse de que fue una acción muy circunstancial; además fue un pleno quien mandató a cuatro de sus miembros… Seamos realistas, y tengamos en cuenta las declaraciones hechas por Federica Montseny, en cuanto a su paso efímero por un ministerio. Su conducta posterior y en el exilio no la privó de conocer la vida carcelaria, arriesgando el peligro de ser entregada al buitre franquista, como lo fueron Juan Peiró, Luis Companys y Julian Zugazacoitia. Añadiré que su cualidad de ministro le habría podido servir para salir lejos de Francia, antes de la invasión alemana (otros lo hicieron).
Los sobrevivientes del Exilio Confederal debemos rectificar las declaraciones tendenciosas de los enemigos de siempre, sin olvidar las de los pretendidos amigos, como lo hizo en su tiempo el padre del autor. Manos a la obra, denunciemos siempre los que no saben hacer otra cosa que denigrar. Nuestra constancia y perseverancia nadie tiene derecho de pisotearlas.
(Lo escrito en cursiva es traducción literal del francés.)