CENIT portavoz de la regional exterior de la cnt-ait

"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

03 octubre, 2006

CENIT nº 990: Rememorando el pasado


por P. PERALTA

En este país que demoramos se está a las vísperas de quien o quienes le van a dirigir en la elección del Presidente de la República y, seguidamente, quienes ocuparan los escaños del parlamento (la "Asamblea Nacional"). Ya se nos tintiburrean para un mañana mejor - si se escoge el mejor candidato. Y aquí es donde una vez más habrá que recordar el pasado, que, como nos prueba la demagogia, una vez más nos quieren hacer tragar.
Hemos recibido el número monográfico de "TIERRA Y LIBERTAD" del mes de agosto de este año, salido en España y dedicado al centenario del anarquista alemán Johann MOST (1846-1905): treinta y una páginas de texto con sus cubiertas, que no tienen desperdicio alguno. De su texto, un manifiesto de la A.I.T. dirigido a los trabajadores de Norteamérica, proclama desde Pittsburgh con fecha del 16 de Octubre del 1883 y elaborado por un comité compuesto por un refugiado de la Comuna de París, Duroy, por Johann Most, Joseph Reifgrabe, editor de un periódico revolucionario desde la emigración alemana en EE. UU., August Spies y Albert Parsons - los dos últimos mártires de Chicago condenados a la horca tres años después. Dos de los párrafos del texto que reproducimos dan idea de que muy poco se ha avanzado para soliviar la vida de los trabajadores.
Nos citan como preliminar la declaración de la independencia de EE. UU., cuando fue Thomas Jefferson su presidente, del párrafo que sigue:
Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persiguen invariablemente el mismo objetivo, prueba su intención de reducir (al pueblo) al despotismo absoluto, es su derecho, es su deber el deshacerse de tal gobierno y dotarse de nuevos guardias para su seguridad futura.
Queda bien entendido una llamada para que el pueblo determine por sí mismo…
A ello el manifiesto de la A.I.T. responde con la realidad que todo aspirante a gobernar olvida o quiere olvidarlo, cuando está en el ejercicio del poder. Le queda pues al pueblo productor el empleo a la violencia para destruir quienes valoran el llamado orden actual, fundado en la explotación de los desposeídos por los poseedores. Es de bien sabido que más de cien años después nada se ha avanzado sobre el particular: los poseedores compran a los desposeídos por el precio de su existencia precaria (su salario), y todo lo que es creado en nuevos valores (los productos) por el trabajo de los últimos se lo apropian los primeros, es decir lo roban. Y para definir mejor este párrafo, nos dice el manifiesto:
Dado que los desposeídos están forzados, a causa de su pobreza, a ofrecer en venta a los desposeedores su fuerza de trabajo, y puesto que la actual producción a grande escala implica, que la evolución técnica marche con gigante velocidad, de manera que con la aplicación de fuerzas de trabajo humanas cada vez menores, son creadas cantidades de productos cada vez más grandes, la oferta de trabajo aumenta constantemente y la demanda disminuye. Este es el motivo por el que los trabajadores se hacen competencia recíproca cada vez más fuerte en su autoventa, y los salarios disminuyen cada vez más; desde luego no llegan por término medio al total absolutamente necesario para el mantenimiento de la capacidad de trabajo.
Cuando compongo estas líneas, veo en la televisión a uno de los pretendientes a la presidencia, Sarkozy, invitado por la patronal MEDEF en su estancia veraniega reunida y dirigiéndose a ello: hay que terminar con la dictadura de las minorías, que declaran las huelgas, exigiendo un voto secreto de todos los empleados concernientes a la decisión de la huelga. Uno de sus acólitos -lo oímos por radio Inter está echando pestes contra la aplicación de las 35 horas semanales de trabajo, una tontería del gobierno de izquierdas, que si se quiere salirse del marasmo económicop, hay que trabajar más para ganar más, incluso alargando aún más el tiempo de trabajo para conseguir la jubilación. Mientras ellos, buenos salarios y su trabajo consiste en el solo bla bla bla. Y cinco millones de parados que les va de primera a la patronal para salarios miserables a sus empleados; si no están contentos… ¡otros esperan!
Veamos quienes en nombre de la "dictadura del proletariado", en nombre de los productores, los trabajadores, hicieron una su revolución desde el Estado. Desde 1917 en Rusia la proclamaron, y todos sabemos como ha terminado. El sistema bolchevique quiere, y lo realiza, cargándose todas las fuerzas que creían y demostraban su verdadera revolución social: un Estado patrón, que sea para cada ciudadano, el furriel, el guía moral, el juez, el distribuidor de recompensas y puniciones. El Estado provisiona a cada ciudadano el trabajo, y le designa un empleo; el Estado lo alimenta y le paga; el Estado le vigila; el Estado lo emplea y lo lleva a su gusto; el Estado lo educa y lo forma; el Estado lo juzga; en breve el Estado lo educa, lo recompensa y lo castiga. EL ciudadano está sujeto por completo al Estado, que con ayuda de sus funcionarios está omnipresente, erudito-omnisciente. Desgraciado a quien quiera escaparse. (Ver "La Revolución desconocida" de Volín) Mucho aprendieron la dictadura nazi y los gobiernos llamados democráticos de este sistema llamado "dictadura del proletariado", dictadura si, pero el proletariado a merced del Estado que todo lo determina.
Ante esos dos sistemas, ausente el progreso social para todos se constata, y nadie puede decir lo contrario. El Capitalismo en todas sus formas sigue triunfando, y con la ayuda de la ignorancia y la sumisión, que todas las religiones se encargan para que se tenga a disposición el ciudadano como esclavo, siervo o como se quiere llamar - pero siempre desposeído. Y si ello fuera por los Estados, sus dirigentes y funcionarios al servicio cualquiera sea el color político, se encargan para dictar leyes favorables a las clases poseedores, siguiendo el curso del despotismo absoluto con el mantenimiento de los desposeídos esclavos de los poseedores. Razón mil veces del manifiesto de la A.I.T. de hace más de un siglo de tiempo.