CENIT: "Me gusta hacer alguna pequeña locura por Angüés"
Alejandro Pascual se propuso, que cuando cumpliera los 80 años, completaría los casi 800 kilómetros, que le separan de su localidad natal, Angüés, en bicicleta, y ayer llegó a su destino acompañado de su hijo Claudio. El pasado sábado partieron de Francia, y pasado el mediodía cruzaban la calle baja, donde está situada la casa, en donde vivió este altoaragonés, y el monumento dedicado a los fallecidos durante la Guerra Civil. Todos ellos siguen en la memoria de Alejandro, y le han acompañado en este recorrido.
Cuando estalló la Guerra Civil española, Alejandro Pascual y su familia tuvieron que abandonar Angüés y se exilaron en Francia. Aunque desde entonces este altoaragonés de casi 81 años ya había visitado su localidad natal, en esta última ocasión ha decidido hacerlo en bicileta. Tras siete días de trayecto llegaron ayer a España, donde permanecería hasta mañana, para regresar en coche.
Su hijo Claudio, enfermero anestesista, ha sido su compañero, guía y sanitario en este viaje, que "ha sido un capricho por este pueblo que nos vio nacer. Queramos o no, tenemos un recuerdo pasado muy importante, y parece que debemos algo a este lugar. Estas cosas para mí tienen una importancia capital, y me gusta hacer alguna pequeña locura", reconoce Alejandro. Junto al monumento dedicado a los fallecidos durante la contienda, Alejandro rememora los recuerdos que dejó atrás hace sesenta años. "En esta misma calle jugamos al escondite, a la 'cinquilleta', y llegó aquel hecho fatal y tuvimos que abandonar nuestras casas y familias. Es una cosa que no se olvida nunca, y parece que no puedo volver a España sin pasar por Angüés".
"Hemos hecho vida fuera, pero con aquel recuerdo que no se parará jamás hasta la muerte, pero hay que vivir así", insiste Alejandro, que se muestra partidario de recuperar la memoria histórica, por la que este altoaragonés y su amigo Martín Arnal también han luchado. "Hace algo. La desgracia es que muchos de los supervivientes de aquella época y los jóvenes de ayer han desaparecido. Comprendo que no se pudiera hacer antes para evitar venganzas, pero todos estos problemas que han eludido han provocado que los niños no sepan lo que sucedió en aquella época, porque la forma de vida y las circunstancias son muy distintas", lamenta.
Mirar atrás no le resulta duro, y Alejandro, sino la espera que vivieron durante el Franquismo y la Transición. "Estuvimos cuarenta años con el pensamiento aquí y con la maleta en la mano en distintos países, dispuestos a marchar, y eso nos han traído un montón de contrariedades terribles. Tal vez sea eso los que nos haga pensar que estos hombres tan importantes no hicieron lo que tuvieron que hacer. En fin, lo principal es que lleguemos a una edad para contarlo."
Jara Arnaln
Fte: "Diario del Alto Aragón" del 17 de septiembre 2006
Cuando estalló la Guerra Civil española, Alejandro Pascual y su familia tuvieron que abandonar Angüés y se exilaron en Francia. Aunque desde entonces este altoaragonés de casi 81 años ya había visitado su localidad natal, en esta última ocasión ha decidido hacerlo en bicileta. Tras siete días de trayecto llegaron ayer a España, donde permanecería hasta mañana, para regresar en coche.
Su hijo Claudio, enfermero anestesista, ha sido su compañero, guía y sanitario en este viaje, que "ha sido un capricho por este pueblo que nos vio nacer. Queramos o no, tenemos un recuerdo pasado muy importante, y parece que debemos algo a este lugar. Estas cosas para mí tienen una importancia capital, y me gusta hacer alguna pequeña locura", reconoce Alejandro. Junto al monumento dedicado a los fallecidos durante la contienda, Alejandro rememora los recuerdos que dejó atrás hace sesenta años. "En esta misma calle jugamos al escondite, a la 'cinquilleta', y llegó aquel hecho fatal y tuvimos que abandonar nuestras casas y familias. Es una cosa que no se olvida nunca, y parece que no puedo volver a España sin pasar por Angüés".
"Hemos hecho vida fuera, pero con aquel recuerdo que no se parará jamás hasta la muerte, pero hay que vivir así", insiste Alejandro, que se muestra partidario de recuperar la memoria histórica, por la que este altoaragonés y su amigo Martín Arnal también han luchado. "Hace algo. La desgracia es que muchos de los supervivientes de aquella época y los jóvenes de ayer han desaparecido. Comprendo que no se pudiera hacer antes para evitar venganzas, pero todos estos problemas que han eludido han provocado que los niños no sepan lo que sucedió en aquella época, porque la forma de vida y las circunstancias son muy distintas", lamenta.
Mirar atrás no le resulta duro, y Alejandro, sino la espera que vivieron durante el Franquismo y la Transición. "Estuvimos cuarenta años con el pensamiento aquí y con la maleta en la mano en distintos países, dispuestos a marchar, y eso nos han traído un montón de contrariedades terribles. Tal vez sea eso los que nos haga pensar que estos hombres tan importantes no hicieron lo que tuvieron que hacer. En fin, lo principal es que lleguemos a una edad para contarlo."
Jara Arnaln
Fte: "Diario del Alto Aragón" del 17 de septiembre 2006
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