Rincón poético de CeNiT
CUANDO MURIÓ MI AMIGO JOSÉ NOLLA
Cuando ya se durmió en el supremo sueño,
Bajo un velo oloroso de rosas otoñales
Cuando nuestro último beso, apretó su frente
Y sus ojos ya fríos, antes llenos de sol,
Cuando lo hemos llevado hasta la fosa abierta,
Sepultado en el sudario, con ramitos y flores,
Cuando el alma se partía con lloros quemaderos,
Y que el quejido de adiós sonaba desgarrado,
No dije nada, ¡Oh! No pude decir nada ante la muerte.
Mi frente triste cargada de fúnebres pensamientos,
Retuve el impulso de estrofas acompasadas;
Porque solo el silencio es digno de los muertos.
Desde entonces rozando de sus finas alas
La tumba del amado, las huidizas temporadas
La van cediendo por turno, de hierbas y de nieves.
Sobre las aguas adormecidas lentamente caía la sombra.
Los laureles exhalaban embriagadores perfumes,
Apreciábamos contemplar en el espejo del lago,
Los fuegos chispeantes de todas las estrellas,
Y el colmo de los montes manchando de pintas blancas.
Cuando cansados de haber visto las demencias humanas,
El egoísmo brutal, el odio estéril, y el rencor animal
Desafiar los pensadores y ensuciar los héroes;
Dudamos que un día salga de este caos,
Como del estiércol vil, un lirio hermoso y alto.
Quisiéramos que tu optimismo amigo, un día sea verdad,
Entonces sonará tu voz celebrando la ciencia,
Tirándose a nosotros, desde la oscura niebla
LEUMAN
Cuando ya se durmió en el supremo sueño,
Bajo un velo oloroso de rosas otoñales
Cuando nuestro último beso, apretó su frente
Y sus ojos ya fríos, antes llenos de sol,
Cuando lo hemos llevado hasta la fosa abierta,
Sepultado en el sudario, con ramitos y flores,
Cuando el alma se partía con lloros quemaderos,
Y que el quejido de adiós sonaba desgarrado,
No dije nada, ¡Oh! No pude decir nada ante la muerte.
Mi frente triste cargada de fúnebres pensamientos,
Retuve el impulso de estrofas acompasadas;
Porque solo el silencio es digno de los muertos.
Desde entonces rozando de sus finas alas
La tumba del amado, las huidizas temporadas
La van cediendo por turno, de hierbas y de nieves.
Sobre las aguas adormecidas lentamente caía la sombra.
Los laureles exhalaban embriagadores perfumes,
Apreciábamos contemplar en el espejo del lago,
Los fuegos chispeantes de todas las estrellas,
Y el colmo de los montes manchando de pintas blancas.
Cuando cansados de haber visto las demencias humanas,
El egoísmo brutal, el odio estéril, y el rencor animal
Desafiar los pensadores y ensuciar los héroes;
Dudamos que un día salga de este caos,
Como del estiércol vil, un lirio hermoso y alto.
Quisiéramos que tu optimismo amigo, un día sea verdad,
Entonces sonará tu voz celebrando la ciencia,
Tirándose a nosotros, desde la oscura niebla
LEUMAN
Extraído del CeNiT nº 964, del 23 de Agosto de 2005
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