TIWANACU, los pueblos originarios vuelven
A Nidia, en Tiwanacu
Cuando la tierra habla,
cuando las entrañas
y los fondos estremecidos
hablan,
también lo hacen en sus
lenguas milenarias
(acalladas, partidas, y
ahora bajo el sol).
Cuando los lechos de las
aguas hablan,
lo hacen con sus minerales
vastos,
inmemoriales y profundos.
Cuando
las semillas y las raíces
hablan,
abren alas, ojos y caminos
en el aire
y en los pechos, como un
irrumpir soleado
de la vieja historia
que alumbra todo
(hasta la noche)
y fertiliza todo,
para proseguir la marcha.
Eduardo Dalter
Buenos Aires, 21 de enero, 2006
Cuando la tierra habla,
cuando las entrañas
y los fondos estremecidos
hablan,
también lo hacen en sus
lenguas milenarias
(acalladas, partidas, y
ahora bajo el sol).
Cuando los lechos de las
aguas hablan,
lo hacen con sus minerales
vastos,
inmemoriales y profundos.
Cuando
las semillas y las raíces
hablan,
abren alas, ojos y caminos
en el aire
y en los pechos, como un
irrumpir soleado
de la vieja historia
que alumbra todo
(hasta la noche)
y fertiliza todo,
para proseguir la marcha.
Eduardo Dalter
Buenos Aires, 21 de enero, 2006
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