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"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

27 febrero, 2006

«España tuvo la mayor red de campos de concentración después de Alemania»


Javier Rodrigo, historiador
Bizkaia, El experto ha sido uno de los encargados en investigar los centros de confinamiento de republicanos durante la Guerra Civil. El 18 de julio se cumplen setenta años del estallido de la Guerra Civil española. Un pasaje de la historia que ha dado mucho de qué hablar y de qué escribir. Pero sobre el que todavía se proyectan sombras. Algunas tan alargadas como la que ocultan los campos de concentración franquistas. El experto Javier Rodrigo ha sido uno de los historiadores encargados de arrojar luz sobre el tema. Se dice que por estas instalaciones pasaron cerca de 110.000 prisioneros.
-¿Cuántos campos de concentración hubo en España?
-Entre 1936 y 1947 hubo más de cien instalaciones estables de este tipo. Pero si sumamos los campo de detención temporal, asentados en las primeras líneas de la retaguardia, la cifra asciende hasta 188.
-Son bastantes...
-Se trató de la red concentracionaria más amplia, densa y poblada de toda Europa, sin tener en cuenta los campos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Y, posiblemente, también la menos conocida, hasta hace bien poco.
-¿Cómo funcionaban?
-No eran campos destinados al exterminio, sino a la clasificación, la reeducación moral y política, y la reutilización de la mano de obra de los internos. Además, estaban pensados para que los prisioneros sufriesen en sus carnes toda una política de humillación cotidiana, sed, hambre, torturas y maltratos.
-¿Por qué considera que es necesario hablar de los campos de concentración franquistas?
-Porque hay que integrarlos en nuestro pasado reciente. Historias como ésas, escritas con trazos de sangre y crueldad, son las que desmontan la enorme mitificación que existe de Franco y de su régimen, la "falsa memoria".
-Defiende la memoria como homenaje a las víctimas.
-No exactamente. Defiendo el homenaje a la memoria de las víctimas. Eso sí, sin instrumentación política alguna. Eso ya se hizo durante la dictadura con unas víctimas, los "caídos por España".
-Sin embargo, hay muchos que no quieren recordar...
-Aún no he conocido a algún prisionero de guerra en un campo de concentración, a algún trabajador forzoso en un campo de trabajo, o a algún preso político que no haya querido denunciar la mala situación en que vivían, el hacinamiento, el hambre y las enfermedades.
-Ya, pero en algunas familias es tema tabú.
-Es cierto que hay quien ha optado por el olvido, pero no siempre ha sido algo voluntario.
-¿Que lo ha provocado, entonces?
-Por un lado, la humillación y, por otro, la omnipresencia de lo que se llamaban víctimas "nacionales" en los espacios públicos. De todos modos, hay que respetar a los que no quieren recordar. Los olvidos también son parte de la memoria.
-En ocasiones, parece que las víctimas de un bando valen más que las del otro...
-Las víctimas son víctimas. Lo que las diferencia es la utilización, instrumentación y manipulación que se hace de sus vidas y de sus muertes. Durante la dictadura, solamente hubo unos muertos, los "caídos por Dios y por España".
-¿Y ahora?
-Vivimos un presente relativista que carece de referentes morales y políticos.Y a falta de algo mejor, los encuentra en el pasado. De la invisibilidad de las víctimas republicanas hemos pasado a su presencia pública y, a veces, incluso a su omnipresencia.
-¿Hay intereses políticos detrás del olvido de los campos de concentración?
-Los hubo durante la dictadura, claro. La España de Franco no podía mostrarse de cara al exterior como un régimen criminal. Por eso, se puso en marcha la maquinaria del silencio y la negación. Afortunadamente, fue un "memoricidio" fracasado.