CENIT portavoz de la regional exterior de la cnt-ait

"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

23 junio, 2006

CeNiT 986: La cocina del Diablo


Bajo el titulo “El Fuego de Héraclite. Escenas de una vida delante la naturaleza”, escribe Erwin Chargaff sus memorias.
Eminente profesor biologista, de origen ucraniana, residente en EE.UU., admirador y ferviente lector de Pascal, Kierkegaard, y Karl Kraus, del cual dice “me aprendió a guardarme de las platitudes, a velar sobre las palabras como si fueran niños sin defensa, y medir las consecuencias de ellas, como si de ellas dependiera la vida de todos.”
En su libro se espera uno encontrar algo de científico, pesado para el común, pues no: denuncia una ciencia que se vuelve loca, con vivacidad, estílo, buen humor, gran cultura literaria y profundidad crítica; por ejemplo: “Mi vida fue marcada por dos descubrimientos científicos inquietantes: la fisión del atomo, y la eluzidación de la química de la herencia. En un caso como en el otro, es el núcleo que ha sido maltratado; el del atomo y el de la célula, en uno y otro caso tengo el sentimiento que la ciencia ha pasado un límite delante el cual hubiese tenido que retroceder”.
Inútil de presentaros la cuestión nuclear, de lo cual se oye hablar cada día (sobre fondo de catástrofes, más o menos disimuladas y de apuestas politico-económicas), inútil igualmente de sensibilizaros al ADN, esas tres letras evocadas en los asuntos criminales, o para la identificación de materias a través el espacio y el tiempo: ¿No conoce su ADN, no? Pues el sí que le conoce, y muy personalmente, con nombres de flores: adénine, thymine, guanine, cytosine, un poquito de saliva y sabe quien eres.
Su madre muere en los campos de exterminio nazis, dice “gotas de sangre, corriendo hacia el infierno, Hitler ha echo de mí un judío”. En agosto 1945 su convicción está hecha después de Hiroshima y Nagasaki: “Es en esa época que me apareció el lazo entre la ciencia y el crimen, la tecnología de la creación de la vida será, para los siglos venideros, una pesadilla que nadie tiene idea. Los estudiantes no estudian la naturaleza, verifican modelos. Si los oratorios pudiesen matar, el Pentágono hubiese sostenido la búsqueda musical”; “La universidad americana viene siendo una verdadera monstruosidad, un almacén intelectual, una crecida de nada, un desespero hueco, una lasitud de plomo. Una sociedad unicamente compuesta de esclavos, debe inventarse un dueño. Este puede llamarse 'voluntad del pueblo, opinión pública' o otra cosa, pero en realidad no existe. Como las químeras se duermen facilmente, hay que tener ese dueño despierto, con medios de manipulación y de una propaganda permanente, embrutecimiento del cerebro, de lo cual se encargan los "mass-media". Se dice en un sólo día más mentiras a la populación que Belcebú hubiese podido inventar, cuando estaba en los asuntos… Y todo esto sin solamente un ministerio de propaganda, aquí no se necesita un Goebbels. Las vías del demonio son tan evidentes que ni siquiera las vemos.”
Chargaff se describe el mismo como un marginal, un inadaptado social, alguien que cae bajo una acusación terrible en EE.UU.: "Controversial" es decir provocador, hay algo que no cuaja cuando gente sin importancia descubren cosas importantes.
Conclusión implacable de ese libro: “Mi generación es la primera en haberle dado a la naturaleza una guerra colonial exterminadora bajo la bandera de las ciencias. El porvenir nos maldecirá."

(Fuente: Ph. S. en el 'Nouvel Obs'
Traducción equipo redaccional)