CENIT portavoz de la regional exterior de la cnt-ait

"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

11 diciembre, 2006

CENIT 995: libros


L'obsession du retour
Les républicains espagnols (1939-1975) de Florence Guilhem


por GLADIS

Este libro pretende investigar y profundizar el movimiento de retorno de los exiliados españoles desde el final de la guerra hasta la muerte de Franco. Se apoya en testimonios recogidos entre los años 1997 y 1999; tenemos que saludar el propósito pues es un tema poco tratado hasta la fecha. El libro incluye varios cuadros, estadísticas que dan un retrato certero de los diferentes momentos de este largo exilio (36 años) y que muestran una investigación seria acerca de documentos y archivos de las fuentes oficiales y de los trabajos anteriores de otros historiadores.
El primer capítulo presenta una visión general, recalca el tejemaneje entre los gobiernos francés y español, insiste en la voluntad del Gobierno francés en conseguir el retorno de los exilados a veces por el engaño, otras por la fuerza (decretos de los Prefets y cartas del Ministro del Interior). Si los primeros meses las pésimas condiciones de vida en los campos y refugios incitaron a numerosos refugiados a volver a España, la autora precisa que ya en el mes de agosto de 1939 las 50 000 repatriaciones aceptadas por el Gobierno español, a cambio de la restitución del oro del Banco español, no pudieron llevarse a cabo por falta de candidaturas. Más adelante pasa en revista con suficiente objetividad la participación de los exilados en la liberación de Francia así como la "invasión" del Val de Arán sin dejar de lado las diferentes opciones: diplomacia o acción directa para lograr derrocar el franquismo.
Veamos algunos detalles.
Por una parte, si dejamos de lado el subtítulo del primer capítulo "La obsesión compartida del retorno", los subtítulos de los capítulos segundo "El deseo de retorno se esfuma" y tercero "El mito del retorno" contradicen el título general del libro. Es evidente que a lo largo de su vida muchos de los exilados mantuvieron viva y tenaz la idea de volver a su tierra (como no!), deseo de reunirse con su familia, de recuperar sus hábitos y también de reanudar con los momentos intensos que vivieron pero no a cualquier precio. Por otra parte, la palabra obsesión tiene un matiz psicológicamente marcado y no creo que sea ésa la característica más corriente de los exilados aunque tuvieran, y así lo recalca la propia historiadora, que solucionar problemas acuciantes: la reagrupación familiar, los peligros de la ocupación alemana y claro la supervivencia material.
Otro término que no parece adecuado es el de "patria". Suponemos que la expresión de María Zambrano "L'exil est ma patrie" ha llevado a la autora a desarrollar este punto de vista en la segunda parte del tercer capítulo pero este vocablo cuadra muy poco con el "campo lexical" republicano, más bien corresponde al vocabulario franquista. Además declinado a lo largo del libro toma según la frase sentidos muy distintos. Los propios entrevistados lo emplean en raras ocasiones si mal no recuerdo menos de diez.
Cabe señalar estos detalles pero lo que parece menos apropiado es el testimonio del señor Folch. En efecto es la entrevista más desarrollada. De ninguna manera representa esta persona, ni por asomo, las vivencias ni la trayectoria de la mayoría de los exilados cualquiera que haya sido su afiliación sindical o política. No se puede coger como botón de muestra la trayectoria de alguien preocupado esencialmente por su proyecto personal. Por ejemplo cuando después de pasar por varias entidades concluye ("je pensais que cela níaiderait en rien mon avenir personnel"; y luego se entretiene contándonos sus hazañas profesionales. Si bien este comportamiento corresponde a la sociedad actual, no corresponde ni mucho menos a lo vivido por los exilados quienes de manera constante, contra viento y marea y cualquiera que fuera su sensibilidad se proyectaron en acciones colectivas.
Comprendemos muy bien la dificultad que representa para los historiadores estudiar el exilio sesenta años después de acabar la guerra, particularmente si quiere uno apoyarse en testimonios orales. Queda claro que sólo se tiene a mano un número muy reducido de exilados. Por eso se necesita prestar mucho cuidado al escoger "las muestras" particularmente las que aparecen de forma insistente, y de no ser posible hay que atenuarlas, sino se incurre en el peligro de facilitar la emergencia de los que se ponen siempre en primera fila y así falsear la historia.
Otro de los entrevistados Rogelio Soriano, también estuvo en la fábrica de aviación Bréguet; ya es una casualidad; pues trabajar en la aviación resultaba una excepción en aquellos primeros tiempos. Sin embargo Rogelio Soriano habla de forma bastante diferente. "Chez Bréguet, il y a eu des différences marquées entre les ouvriers français et espagnols. Les Espagnols prenaient le travail des Français. On le disait aux Espagnols. Cela a toujours été. Nous avons toujours eu beaucoup d'admiration pour le peuple français, ce qui n'était pas le cas dans le sens contraire" Por mucho que el señor Folch diga, "Dans le bureau d'études, j'étais le seul Espagnol, mais j'étais considéré comme collègue avant tout", más adelante señala "J'ai choisi la nationalité française car c'était la seule façon de me développer à l'intérieur de l'entreprise. On ne m'a pas fait chef tant que je n'étais pas Français".
De hecho, no hubo naturalización masiva de los exilados (entre 1940 y 1961 sólo un 20% del efectivo total) y aún cuando algunos lo hicieron, por intereses personales, no corresponde a una verdadera integración así lo declaran varios de los entrevistados.
En lo que se refiere a integración seguramente vino por la educación, y a través de los hijos, más que por el trabajo. Para los exilados la educación y la cultura siempre tuvieron un papel importantísimo. Supieron apreciar a los maestros de la enseñanza laíca que no establecieron por la general ninguna diferencia entre los alumnos franceses, los hijos de los refugiados o de otros extranjeros.
Para concluir diremos que para la mayoría de los exilados se excluía volver a España en tiempos de Franco; que algunos quisieran después adornar el hecho por la nostalgia o para probar que se atrevieron a dar el paso no cambia el asunto. Los que relatan su retorno exponen perfectamente el sentimiento de vergüenza que les invade.
En resumen, un libro interesante, bien documentado que merece la lectura pero con algunas reservas.