CENIT 984: Decíamos ayer…

por P. PERALTA

En nuestro escrito publicado ulteriormente en CeNiT nos ocupábamos de los medias y la podrida (la televisión) en particular, aprovechando la crítica de un joven diputado socialista para la misma, en el semanario "Telerama". Esta vez reiteramos críticas más que razonadas, que nos ha inspirado en el mismo semanario (n° 2938) por un artículo con título "Prière de ne pas déranger": Una crítica acerba hacia el periodismo francés, que lo define de arrogante, ideológicamente conformista, seguidor… y de ideas fijas, diríamos, por orden y mando. "En un país democrático, hasta pruebas de lo contrario, ningún periodista ha sido preso, torturado o humillado por cumplir su misión de información; no se comprende porque la prensa usa si mal o poco su propia libertad", nos dicen los autores del artículo. Continúan lo que ayer ya decíamos, que la prensa de grande difusión está financiada por ricos industriales, y lo del ordeno y mando no es un secreto para nadie.
De todo hay, desde la formación en la enseñanza del periodismo, dando puestos más homogéneos socialmente (tipo: grandes escuelas). Otros, en fin, siguen las costumbres políticas seguidamente marcadas en este país por la monarquía, reyes y cortesanos… Todo pasa para favorecer a quien manda; sumisión al poder negándose a pensar e interpretar oralmente o por escrito lo que uno piensa. Como nos dice el escrito: "saber callarse es la suprema cualidad del periodista político, queriendo ser reconocido y admitido".
Cuántas veces nos han revoltado noticias orales o por escrito tratando la "anarquía" como desorden entre cúmulo de gentes y de sociedad. Solo ello se demuestra su cultura con ideas fijas sin razonamiento alguno; para esos profesionales, sin gobierno es el caos y el desorden, como si los individuos deben estar gobernados para mantener el orden.
Pero lo que más me ha impresionado en esos escritos, que hago mención de lo que ha aparecido de la llamada "Lengua de la Quinta República" (LQR), el cambio de palabras que tenían un designio apropiado y un cambio que minimiza y hasta elimina la esencia de la misma. parece ser que durante el período de 1933 al 1954 un judío profesor, Victor Klemperer de la Universidad de Dresden, que sufrió persecuciones describió el nacimiento y el desenvolvimiento de una nueva lengua, la de Alemania nacional-socialista, que calificaba de LTI (Lingua Tertii Imperii): Lengua del Tercer Reich. Una lengua impuesta por los servicios de Goebbels. En ella se constatan mecanismos idénticos a medida que se repitan las dos, puesto que la escalada en potencia de la LQR coincide con el triunfo del "Neoliberalismo". Ya esa palabra puede comprenderse en NEO (nuevo) y LIBERALISMO (de libertad), y que se evita en decir en un igual, en su acción a "capitalista". Ella aparece con fuerza a la fin de los años ochenta, la caída del muro de Berlín, la dereglamentación de los mercados financieros.
De mi parte -y creo, somos muchos- comprendí muy pronto cuando surgió la palabra "neoliberalismo", que no podía comprenderse de otra manera que definirse como "capitalismo". Confundir a estas gentes es la nuestra arma que emplean los capitalistas. Otros ejemplos: la mujer que hace faenas retribuidas es llamada "técnica de superficie"; ya no existen pobres para esa lengua: son gentes de "condiciones modestas"; los oprimidos también quieren desaparecer del vocabulario, porque ya no existen en el mismo los "opresores"… La lucha de clases desaparece por "capas", "cortes", "categorías" - la "clase" desaparece del vocabulario. Pero como quiera que la miseria existente no pueden negarla, se ha inventado la palabra "exclusión", que desde luego porco tiene que ver con la pobreza impuesta. El excluido la mayor de las veces es su mea culpa o su mala suerte. Reemplazar a los oprimidos por excluidos es reemplazar la lucha por la justicia social por lo humanitario.
Lo que interesa a las entes privilegiadas es mantener sus puestos, evitar que aparezca un contrapoder que denuncia sus privilegios, y se reclame derechos y deberes a todos por igual. A cada cual según sus fuerzas físicas como intelectuales, y a todos según sus necesidades. Borrar todo lenguaje que pueda inclinarse a la subversión, les dé ventajas para que el contrapoder no se signifique ni se amplie. Cuando esas gentes salen de las grandes escuelas les han enseñado que ellos son la "élite", para no se diga son la "clase dominante". Jamás se oirá decir que los grandes financieros de la grande prensa como Dassault, Lagardère son oligarcas, este vocablo se emplea mejor si se emplea a los tecno-burócratas con mandos exclusivos.
Para atestiguar lo que decimos, como nos informa "Le Canard Enchaîné", situémonos en 1936, la llegada del Frente popular con León Blum, jefe del gobierno, además con una huelga general reclamando unos derechos consubstanciales de los trabajadores con la semana de las 40 horas hasta entonces con las 48 horas de trabajo, 12 días de vacaciones anuales. Que diría la Parisot, presidente del sindicato actual patronal en aquel entonces, "una locura - ¿y por qué no un mes de vacaciones?" Lo que una "élite" actual como Alain Minc con la representación sindical en las empresas: "¿Qué? Con pueblerinos, mal educados… que hablan mal, sin ninguna noción de las duras realidades económicas, sin el terrible peso de las responsabilidades que corresponden a los empresarios… O lo que se ha dejado decir el mercader de aviones de guerra, Serge Dassault: "He comprado el cotidiano "Le Figaro" para enviaros lo que soy…".
Con todo ello es lo suficiente como piensan y obran las clases privilegiadas y sus secuaces ya celebrando este año el centenario de la supresión, del esclavaje… Los esclavos siguen exitiendo.