CeNiT 985: Dichos y hechos

Inevitablemente, los finales de mandato son difíciles para los grandes de este mundo, al menos, en los países llamados democráticos. Después del alemán Gerhard Schröder y el italiano Silvio Berlusconi que han perdido sus respectivos cargos. El inglés Tony Blair y el francés Jacques Chirac han puesto el pie en una zona de turbulencias. Aspecto este que no tiene nada que envidiar al de su colega norteamericano George W. Bush. Incluso, aunque le queden por cumplir dos años de mandato, el presidente de EE. UU. acumula, desde hace varios meses, toda una serie de contrariedades tanto en el extranjero como en el interior de su propio país.
La gestión catastrófica del huracan Katrina cogió por sorpresa a Bush revelando los enormes fallos de su administración. El negocio de los puestos concedidos a una sociedad del emirato de Dubai no ha arreglado la cosa. En cuanto a la implicación de su más próximo consejero presidencial Karl Rove en un negocio no muy claro resulta embarazoso por contener todos los ingredientes de un problema de Estado. En fin a esta larga lista de engorros presidenciales, el más serio concierne, evidentemente, la situación en Irak. Tres años después del comienzo de la guerra, los norteamericanos ya no siguen a quien les ha embarcado en esa aventura incierta y mortífera. La ofensiva excepcional lanzada por importantes generales en el retiro, contra Donald Rumsfeld es suficientemente reveladora, pese a que el presidente continue sosteniendo a su Secretario de Defensa.
En la opinión americana George Bush ha perdido la confianza popular a tal punto que solo se establece en menos de 35% de avisos favorables.
Frente a esta avalancha de malas noticias, el jefe de la Casa blanca se ha visto obligado a reaccionar y dar un poco de aire a su gabinete con la esperanza de restaurar poco a poco su imagen retocando la composición de su equipo, con la salida de dos partidas emblemáticas, la de su portavoz, extenuado por tres largos años a causa de Irak y el de Karl Rove, la eminencia gris, reemplazado a su puesto de secretario general adjunto a la presidencia. El cargo de director del presupuesto ha sido confiado a quien estaba encargado de las negociaciones en la OMC que por cierto ha hecho muy poca gracia a sus antiguos colegas de negociación.
Para remontar la pendiente cuenta con el crecimiento de la economia y un deblocage político en Irak, con la incertiduble no obstante, de un conflicto con Irán.
En lo que respecta a Francia no cabe la menor duda que todos estos inconvenientes no frenan la ambición desmedida de ejercer un mandato político, cuanto más importante mucho mejor.
Para el aspirante (sin distinción de sexos) a las mas altas funciones públicas, estar admitido en el círculo de las "élites" constantemente presentes en la pequeña pantalla constituye la garantía que va a poder trabajar su imagen, humanizándola al máximo para hacerse simpático a los ojos del elector telespectador y obtener sus votos. La mayor ilustración nos la ha dado en una emisión de televisión el actual ministro del presupuesto y portavoz del gobierno que ha manifestado, así como suena, que: "Estaba harto de desempeñar un segundo papel en la política. Ahora quiero jugar en el patio de los grandes y habrá que contar conmigo en los próximos años".
Huelgan comentarios.

por S. FERNANDEZ CANTO