CENIT portavoz de la regional exterior de la cnt-ait

"SI CADA REFUGIADO ESPAÑOL NARRASE SIMPLEMENTE LO QUE HA VIVIDO, SE LEVANTARÍA EL MÁS EXTRAORDINARIO Y CONMOVEDOR DE LOS MONUMENTOS HUMANOS" FEDERICA MONTSENY, 1978

25 agosto, 2006

CENIT 988 de 22 de agosto: 19 de Julio del año 1936


por Ramón GRIÑO

Ancianos, enfermos, fatigados de tantos años de explotación con míseros salarios, con jornadas interminables, de sol a sol, vivir en malas condiciones, en casas sin ninguna comodidad, día tras día, con nuestros padres frente a todos los obstáculos, con pena y dolor aquella gloriosa gesta revolucionaria del día 19 de julio del año 1936.
Los compañeros/as que aun nos queda un poco de memoria, capacidad y facilidad física de esparcirlo por y con nuestros modestos medios a los cuatro puntos cardinales para que las nuevas generaciones sepan la historia realista de hombres y mujeres rebeldes, que lucharon frente a la rebelión militar y fascista, dando lo mejor de sus vidas, nervio injertado en nuestras venas de un ideal ácrata en miras a un futuro mejor.
Aquel día 19 de julio, del año 1936, por la noche casi no pude dormir, con el ruido de los camiones que llegaron con las tropas militares, adheridas al gobierno republicano, una vez liberada la capital de Lérida de la insurrección fascista.
Con el ruido de los camiones, comprendí que algo de inesperado se estaba preparando y a la primera luz del alba me levanté y salí a la calle. Y a muy cerca de mi casa había grupos de soldados armados con fusiles y metralletas. Me acerqué al primer grupo y antes de llegar un soldado me hizo pasar y levantar los brazos. Se acercó y me cacheó por si llevaba armas. Me dijo que tenía órdenes de no dejar salir a nadie por la calle, y de no mover ninguna puerta ni ventana, de lo contrario estaban dispuestos a que les llegara algún disparo de fusil. Me dijo que podía irme, y me marché a mi casa, en espera de nuevos acontecimientos. Durante el día no salió nadie a la calle. No se hallo ningún tiro, y aquella noche las tropas republicanas se fueron camino de Lérida.
La mayoria del pueblo, en particular los pobres obreros, los explotados salimos a la calle para saludar a los soldados del ejército republicano.
Luego supimos que los fascistas del pueblo esperaban las órdenes de Lérida, dado el caso que si la ciudad y el ejército hubiesen sido los dueños de la rebelión, los fascistas se hubiesen echado a la calle. Tuvieron que esconderse de miedo, visto el fracaso.
Dueños de la situación, contentos, optimistas, fuimos a nuestro sindicato, y allí estuvimos presentes todos los compañeros, viejos y jóvenes por la cual se nombró el Comité revolucionario de manera de estar preparados para hacer frente (por si acaso) los fascistas intentaran aquella noche sublevarse y salir a la calle. La mayoria estuvo de acuerdo y estuvimos de guardia, y salimos varias veces a la calle, y no vimos a nadie. Encontramos otros grupos del POUM y otros de izquierda catalana. El día siguiente se nombró una Comisión representada por delegados de ambos partidos y sindicatos y se llamó al pueblo, a todos los trabajadores en la plaza del ayuntamiento, en primer lugar informar, urgente y necesario y pedir a todos y a todas las personas válidas para la recolección de la cosecha. Es de suma necesidad que todos seamos solidarios y poner toda nuestra voluntad para ayudar a los agricultores, unos en los cereales, fruta y legumbres.
Luego ya nos ocuparemos de organizar todas las ramas de producción, en el área individual o bien colectivizada. Todos podremos elegir, libremente, en las fábricas, en el comercio y la industria.
El compañero Presidente de la Comisión provisional brevemente dijo al pueblo que escuchaba muy atento, que todos tenemos que ser útiles y nuestro deber, cada uno por sus fuerzas y capacidad, todos para uno y uno para todos, sin privilegios, respectar si quieres que te respecten, alternar y ser tolerantes.
Hay que ser realistas, no estábamos preparados y menos educados para llevar a cabo, para llegar a realizar y puesto en práctica una transformación de tal envergadura, después de tantos años de esclavitud, bajo el yugo de la gente adinerada, y de un pueblo ignorante, bajo el poder del clero, y su sistema educativo, envenenando a la infancia, dado que tenían la ayuda de los ricos y menos ricos, puesto que tanto las monjas como los frailes, sin olvidar los curas, tenían sus escuelas junto con su iglesia, y sus campos de deportes, para las hijas e hijos que se podian permitir de pagar la locación, que nosotros, los hijos de los pobres obreros nos era imposible de pagar los libros de nuestra escuela nacional.
La tragedia, el drama del 19 de julio del año 1936, quedará escrita con sacrificio, voluntad y mucha sangre y vidas esparcidas por un pueblo rebelde, con anónimos con autodidactas, supimos hacer frente a muchos obstáculos, jóvenes y menos jóvenes, con la ayuda de compañeros que estaban cansados, extenuados de sufrir y vivir en una sociedad injusta y malsana, con gentes ricas y otros míseros.
Impulsados de sentimientos humanos y solidarios, con comportamiento responsable, que el CENIT era un punto culminante, que observaba de los momentos de apogeo, que era necesario para resolver todos los problemas difíciles, para satisfacer y acordar un sinfin de proposiciones de actualidad en miras de llegar a buen puerto.
Aunque se cometieron algunos errores "el error es humano" supimos estar a la altura de las circunstancias, pues nunca olvidemos a nuestros compañeros que estaban en el frente, luchando por un mundo mejor, humano y solidario.