CeNiT 989: Juicios paralelos
por P. PERALTA
¿Cuánto se ha dicho -y sobre todo escrito- de lo que fue la Revolución Social española durante el período 1936-39? Muy poco. Se ha escrito, y de diversas maneras, sobre la guerra civil en ese mismo periódico, y no sobre el juicio de causas y efectos reales, sino del que lo escribe o dice sobre el particular.
Con setenta años pasados y el cerebro bien sentado, incluso para los incrédulos de la verdadera realidad ocurrida, citaré la frase del escritor español Goitisolo, muy conocido en el ámbito literario y sobre todo histórico, todos salidos de los 40 años del régimen dictatorial franquista, cuando dijo y quedó escrito:
"El pueblo español con su Revolución Social durante el período 1936-39 ha dado el susto mayor al capitalismo internacional, demostrando que no tenía necesidad de él para su vida social y económica en la mejor de las condiciones."
Desde entonces, cuando historiadores, "escribidores" en su grande mayoría, de aquel período hablan, solo cuenta una guerra civil, y cuando se refleja en la mejor de las condiciones (y desgraciadamente no siempre) mucho falta, apoyando sobre una lucha de los oprimidos contra los opresores, sean ellos nacionales o internacionales. De todo hubo…
Setenta años después, en este año del 2006, henos que el ministro de Educación de Polonia, Marciej Gierty, ha sorprendido súbitamente al parlamento Europeo en Estrasburgo, reunido para conmemorar el principio de la guerra civil española, cuando dijo: "Franco garantizó el mantenimiento de los valores tradicionales en Europa. nos falta a nosotros hoy día hombres de Estado como él. En cuanto a Hitler, estaba mal acompañado." (Referencia sacada de Libération del 7/7/06).
Seguramente ese señor ministro polaco ha tenido una educación de cuando la invasión nazi en su nación, que una parte del pueblo fue educado, como lo fui yo en mi tierna infancia (en la década de los veinte de este pasado siglo XX), por parte de la Iglesia - la única escuela existente en el lugar que nací: culpando a los judíos de la crucificación de Jesucristo y a muerte contra ellos… Educados con la misma teoría, donde hoy sus discípulos gobiernan en Polonia. no se puede comprender de otra manera, con ese atrevimiento ante el Parlamento Europeo, por una personalidad que tiene el mandato de la Educación en su país.
Políticos y militares les reina siempre una obsesión: su ambición de poder, y sobre todo cuando militares y políticos están representados por las mismas personas. Nos recuerda, coincidiendo de alguna manera con el ministro polaco, cuando el general De Gaulle, entonces presidente de la República francesa, a Méjico con rumbo, desde su avión y por encima del suelo español, envía un mensaje a Franco, felicitándole de llevar el país en paz. Y si ello fuera poco, el mismo De Gaulle, después de su derrota del referendum del 1969, demisionado ya, había tenido a realizar un viaje a España y se hizo recibir por el general Franco… Una visita que en la época sorprendió a sus mismos aduladores. Ya en 1960, como presidente en el Elisée, recibiendo una delegación ministerial portuguesa, el Général levantó el vaso en brindis al tirano Salazar. La prensa no quiso ni hizo constancia de ese gesto de pura cortesía protocolar hacia el segundo dictador (con Franco) en la península ibérica. (Fte: Le Canard Enchaîné del 25/08/99).
De todo ello los historiadores se convirtieron en ciegos y sordos. Como lo hicieron los políticos y guardadores de la época salida de la liberación francesa del yugo nazi y fascista francés, consintiendo en minimizar la contribución de la liberación del país por los refugiados españoles, y en particular los liberadores con carros de asalto de la división blindada del general Leclerc, con nombres de batallas libradas en España: Belchite, Guadalajara y otros más. Eso para liberar de la bestia fascista París, Estrasburgo y otras ciudades más. Se consintió, se borraran inmediatamente esos nombres y en su lugar fueron puesto otros de signo francés. Todos ellos por la confianza de su jefe, el general Leclerc, fueron llamados republicanos españoles como todo el mundo supo.
Nada nos puede extrañar que un ministro actual -sobre todo de Educación- en Polonia y ante el parlamento europeo de Estrasburgo haya evocado loas a Franco y suavizado al criminal Hitler. El Vaticano no ha cesado de santificar sus "mártires" españoles, pero ni una sola palabra que partiendo de la Inquisición los crímenes perpetrados por los secuaces de la Iglesia católica - en particular durante el período de 1936 a la muerte de Franco. En una entrevista obligada con un padre jesuíta vasco aquí en Francia en los años cincuenta tuve yo la ocasión de entenderle reprocharnos el asesinato de curas durante los principios de la guerra civil. ¿Quiénes la provocaron? Le respondí (¡y contínue!), diciéndole: después de siglos el pueblo español, como otros pueblos de su dominio, su proyecto ha sido siempre de tenerle sumido a sus deseos o castigarle hasta la muerte quienes se revoltaban. ¿Qué quiere que haga ese pueblo, cuando por una sola vez se ve liberado espontáneamente de ese yugo? La razón no impera; es la venganza que domina. Ustedes le aprendieron esa marcha, y por una vez sufrieron las consecuencias.
Y así desgraciadamente el masacre de cuerpo y cerebros sigue existiendo. ¿Hasta cuándo? Romper esos juicios de dominio es el deber de todos los pueblos.
¿Cuánto se ha dicho -y sobre todo escrito- de lo que fue la Revolución Social española durante el período 1936-39? Muy poco. Se ha escrito, y de diversas maneras, sobre la guerra civil en ese mismo periódico, y no sobre el juicio de causas y efectos reales, sino del que lo escribe o dice sobre el particular.
Con setenta años pasados y el cerebro bien sentado, incluso para los incrédulos de la verdadera realidad ocurrida, citaré la frase del escritor español Goitisolo, muy conocido en el ámbito literario y sobre todo histórico, todos salidos de los 40 años del régimen dictatorial franquista, cuando dijo y quedó escrito:
"El pueblo español con su Revolución Social durante el período 1936-39 ha dado el susto mayor al capitalismo internacional, demostrando que no tenía necesidad de él para su vida social y económica en la mejor de las condiciones."
Desde entonces, cuando historiadores, "escribidores" en su grande mayoría, de aquel período hablan, solo cuenta una guerra civil, y cuando se refleja en la mejor de las condiciones (y desgraciadamente no siempre) mucho falta, apoyando sobre una lucha de los oprimidos contra los opresores, sean ellos nacionales o internacionales. De todo hubo…
Setenta años después, en este año del 2006, henos que el ministro de Educación de Polonia, Marciej Gierty, ha sorprendido súbitamente al parlamento Europeo en Estrasburgo, reunido para conmemorar el principio de la guerra civil española, cuando dijo: "Franco garantizó el mantenimiento de los valores tradicionales en Europa. nos falta a nosotros hoy día hombres de Estado como él. En cuanto a Hitler, estaba mal acompañado." (Referencia sacada de Libération del 7/7/06).
Seguramente ese señor ministro polaco ha tenido una educación de cuando la invasión nazi en su nación, que una parte del pueblo fue educado, como lo fui yo en mi tierna infancia (en la década de los veinte de este pasado siglo XX), por parte de la Iglesia - la única escuela existente en el lugar que nací: culpando a los judíos de la crucificación de Jesucristo y a muerte contra ellos… Educados con la misma teoría, donde hoy sus discípulos gobiernan en Polonia. no se puede comprender de otra manera, con ese atrevimiento ante el Parlamento Europeo, por una personalidad que tiene el mandato de la Educación en su país.
Políticos y militares les reina siempre una obsesión: su ambición de poder, y sobre todo cuando militares y políticos están representados por las mismas personas. Nos recuerda, coincidiendo de alguna manera con el ministro polaco, cuando el general De Gaulle, entonces presidente de la República francesa, a Méjico con rumbo, desde su avión y por encima del suelo español, envía un mensaje a Franco, felicitándole de llevar el país en paz. Y si ello fuera poco, el mismo De Gaulle, después de su derrota del referendum del 1969, demisionado ya, había tenido a realizar un viaje a España y se hizo recibir por el general Franco… Una visita que en la época sorprendió a sus mismos aduladores. Ya en 1960, como presidente en el Elisée, recibiendo una delegación ministerial portuguesa, el Général levantó el vaso en brindis al tirano Salazar. La prensa no quiso ni hizo constancia de ese gesto de pura cortesía protocolar hacia el segundo dictador (con Franco) en la península ibérica. (Fte: Le Canard Enchaîné del 25/08/99).
De todo ello los historiadores se convirtieron en ciegos y sordos. Como lo hicieron los políticos y guardadores de la época salida de la liberación francesa del yugo nazi y fascista francés, consintiendo en minimizar la contribución de la liberación del país por los refugiados españoles, y en particular los liberadores con carros de asalto de la división blindada del general Leclerc, con nombres de batallas libradas en España: Belchite, Guadalajara y otros más. Eso para liberar de la bestia fascista París, Estrasburgo y otras ciudades más. Se consintió, se borraran inmediatamente esos nombres y en su lugar fueron puesto otros de signo francés. Todos ellos por la confianza de su jefe, el general Leclerc, fueron llamados republicanos españoles como todo el mundo supo.
Nada nos puede extrañar que un ministro actual -sobre todo de Educación- en Polonia y ante el parlamento europeo de Estrasburgo haya evocado loas a Franco y suavizado al criminal Hitler. El Vaticano no ha cesado de santificar sus "mártires" españoles, pero ni una sola palabra que partiendo de la Inquisición los crímenes perpetrados por los secuaces de la Iglesia católica - en particular durante el período de 1936 a la muerte de Franco. En una entrevista obligada con un padre jesuíta vasco aquí en Francia en los años cincuenta tuve yo la ocasión de entenderle reprocharnos el asesinato de curas durante los principios de la guerra civil. ¿Quiénes la provocaron? Le respondí (¡y contínue!), diciéndole: después de siglos el pueblo español, como otros pueblos de su dominio, su proyecto ha sido siempre de tenerle sumido a sus deseos o castigarle hasta la muerte quienes se revoltaban. ¿Qué quiere que haga ese pueblo, cuando por una sola vez se ve liberado espontáneamente de ese yugo? La razón no impera; es la venganza que domina. Ustedes le aprendieron esa marcha, y por una vez sufrieron las consecuencias.
Y así desgraciadamente el masacre de cuerpo y cerebros sigue existiendo. ¿Hasta cuándo? Romper esos juicios de dominio es el deber de todos los pueblos.
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