CENIT nº 990: Los campesinos que tienen amor a la tierra
por Miguel GRAU
Digamos que la tierra no pertenece a nadie, ya que todo ser humano o animal pertenecemos a ella, por eso piensan los campesinos que toda la tierra laborable debe pertenecer al que la trabaja, para hacerla producir en bien de toda la colectividad humana, que como bien se dice todos pertenecemos a ella.
Pero esos acaparadores adinerados con sus especulaciones dicen que es de ellos. Yo recuerdo que esos trozos de tierra laboral siempre habían estado en manos de los grandes terratenientes, que ellos mismos ejercían la explotación del hombre por el hombre, puesto que hacían trabajar sus propiedades por los esclavos arrendatarios y mano de obra barata.
Hoy los tiempos han cambiado, aunque no del todo, porque todavía existen patronos y obreros… Hay que pensar los campesinos, que la defensa de la tierra laborable pertenece a los campesinos que la trabajan con aquel amor de hacerla producir más activamente y rápida para que a cada ser humano le pueda llegar su trozo de pan. Hay que contar que del globo tierra sale la madera, sale el carbón, sale el hierro, etc. Y de ella vive todo el bicho viviente, puesto que la tierra es generosa en manos del que guarda los bosques, en manos de los mineros y en manos de los campesinos, que contra viento y marea levantan sus surcos en los campos para su producción y porque en ella ha nacido. Es así que el campesino adora la tierra con sus campos floridos y el cantar del pío pío de los pajaritos cuando siguen detrás del surco buscando algo para alimentarse.
¿Quién no ha leído "Entre campesinos" de Errico Malatesta con el diálogo del viejo José y Jorge? Aquí se ve que José como campesino tenía amor a la tierra, pero no comprendía que los terratenientes, como él decía, los amos eran los que se aprovechaban de la producción, en la cual Jorge convenció a José de sus creencias o de su fatalidad como campesino.
Ya que hablamos de la tierra y del campesino, escribamos un pequeño texto de lo que tenemos recuerdos para no olvidar: Digamos que a principios del levantamiento militar fascista en Julio de 1936 en España y en las zonas que triunfó la Revolución Social, los campesinos de los pueblos rurales organizaron de la mejor manera para hacer producir la tierra y así ella fue la señal de libertad, alegría y honor hacia una nueva sociedad. Aquellos campesinos, con su buena voluntad y con los medios que tenían, organizaron sus colectividades agrarias, que con las dificultades de la guerra fue el ejemplo de todo un mundo particularmente agricola. El movimiento colectivista de aquellos momentos decisivos no sólo se componía de campesinos, sino que había de contar con el auxilio de otras profesiones tal el herrero y el carpintero para hacer ustensilios, como el albañil para hacer las casas y almacenes de provecho para la colectividad, sea que una colectividad agraria acoge todas las profesiones que afectan a la misma rama agricola.
Muchos años han pasado desde aquellos acontecimientos sociales, y muchos libros y folletos se han escrito sobre las colectividades, pero no sé si nadie ha llegado a dar el último golpe de martillo al clavo: Ni Gaston Leval con su obra ni los escritos de Augustin Souchy finalizaron (no creo) lo que fueron las colectividades agrarias en el Aragón libertario - ni en todas las zones libres. El camino es largo para saberlo. Lo que sí se puede decir: que la mano campesina de aquellos tiempos realizaba una obra que fue ejemplo y espejo de todo el mundo. Por eso decimos: "Los campesinos que tienen amor a la Tierra". Para terminar mi artículo, he aquí un corto poema que tiene su sitio.
Campesino fue mi padre
campesino he sido yo,
En la tierra trabajo mi padre
en la tierra trabaje yo,
Con todo el amor a la tierra
trabajaron padre e hijo.
Digamos que la tierra no pertenece a nadie, ya que todo ser humano o animal pertenecemos a ella, por eso piensan los campesinos que toda la tierra laborable debe pertenecer al que la trabaja, para hacerla producir en bien de toda la colectividad humana, que como bien se dice todos pertenecemos a ella.
Pero esos acaparadores adinerados con sus especulaciones dicen que es de ellos. Yo recuerdo que esos trozos de tierra laboral siempre habían estado en manos de los grandes terratenientes, que ellos mismos ejercían la explotación del hombre por el hombre, puesto que hacían trabajar sus propiedades por los esclavos arrendatarios y mano de obra barata.
Hoy los tiempos han cambiado, aunque no del todo, porque todavía existen patronos y obreros… Hay que pensar los campesinos, que la defensa de la tierra laborable pertenece a los campesinos que la trabajan con aquel amor de hacerla producir más activamente y rápida para que a cada ser humano le pueda llegar su trozo de pan. Hay que contar que del globo tierra sale la madera, sale el carbón, sale el hierro, etc. Y de ella vive todo el bicho viviente, puesto que la tierra es generosa en manos del que guarda los bosques, en manos de los mineros y en manos de los campesinos, que contra viento y marea levantan sus surcos en los campos para su producción y porque en ella ha nacido. Es así que el campesino adora la tierra con sus campos floridos y el cantar del pío pío de los pajaritos cuando siguen detrás del surco buscando algo para alimentarse.
¿Quién no ha leído "Entre campesinos" de Errico Malatesta con el diálogo del viejo José y Jorge? Aquí se ve que José como campesino tenía amor a la tierra, pero no comprendía que los terratenientes, como él decía, los amos eran los que se aprovechaban de la producción, en la cual Jorge convenció a José de sus creencias o de su fatalidad como campesino.
Ya que hablamos de la tierra y del campesino, escribamos un pequeño texto de lo que tenemos recuerdos para no olvidar: Digamos que a principios del levantamiento militar fascista en Julio de 1936 en España y en las zonas que triunfó la Revolución Social, los campesinos de los pueblos rurales organizaron de la mejor manera para hacer producir la tierra y así ella fue la señal de libertad, alegría y honor hacia una nueva sociedad. Aquellos campesinos, con su buena voluntad y con los medios que tenían, organizaron sus colectividades agrarias, que con las dificultades de la guerra fue el ejemplo de todo un mundo particularmente agricola. El movimiento colectivista de aquellos momentos decisivos no sólo se componía de campesinos, sino que había de contar con el auxilio de otras profesiones tal el herrero y el carpintero para hacer ustensilios, como el albañil para hacer las casas y almacenes de provecho para la colectividad, sea que una colectividad agraria acoge todas las profesiones que afectan a la misma rama agricola.
Muchos años han pasado desde aquellos acontecimientos sociales, y muchos libros y folletos se han escrito sobre las colectividades, pero no sé si nadie ha llegado a dar el último golpe de martillo al clavo: Ni Gaston Leval con su obra ni los escritos de Augustin Souchy finalizaron (no creo) lo que fueron las colectividades agrarias en el Aragón libertario - ni en todas las zones libres. El camino es largo para saberlo. Lo que sí se puede decir: que la mano campesina de aquellos tiempos realizaba una obra que fue ejemplo y espejo de todo el mundo. Por eso decimos: "Los campesinos que tienen amor a la Tierra". Para terminar mi artículo, he aquí un corto poema que tiene su sitio.
Campesino fue mi padre
campesino he sido yo,
En la tierra trabajo mi padre
en la tierra trabaje yo,
Con todo el amor a la tierra
trabajaron padre e hijo.
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