Y cuando muera, mis amigos quizá inscriban sobre mi tumba “Aquí yace un soñador”, y mis enemigos “Aquí yace un loco”, pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: “Aquí yace un cobarde y un traidor a sus ideas”.
El 21 de noviembre de 1922, murió asesinado, el gran revolucionario proletario y anarquista y precursor de la revolución mexicana de 1910; Ricardo Flores Magón, en una fría celda de la cárcel de Leavenworth. Su vida y obra son un ejemplo para las y los nuevos luchadores sociales. Su asesinato acabo con un hombre ejemplar, pero no pudo acabar con una idea y un ejemplo que se encarno en el pueblo pobre de México y que hoy a 84 años de su muerte parece volver a florecer en la misma tierra que lo vio nacer.
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