CENIT 995: Dichos y hechos
por S. FERNANDEZ CANTO
El día 17 de setiembre pasado, según informe de la "comisión electoral" nombrada por el poder en plaza en Tiraspol "la capital" de la Transnistrie, tuvo lugar un referendum que dió como resultado un 97,1% en favor de su anexión a Rusia, la participación se estimó a 78,6%. Un escrutinio a la moda soviética sin ningún valor en derecho internacional ya que ningún estado ha reconocido la pseudo "República" que lo ha organizado. Inclusive Rusia que se sabe que es quién maniobra el peón Transnistrie sobre el tablero este-europeo se ha abstenido de todo reconocimiento explícito de dicha consulta. Lo que no impide que en el momento oportuno sabrá invocar el resultado.
Para la ONU y los diplomáticos europeos la Transnistrie no es otra cosa que una región separatista pro-rusa de la Moldavia encastrada entre este país y Ucrania. Bajo la égida de su actual presidente Igor Smirnov (65 años, en el poder desde hace 16 años) se autoproclamó independiente con el nombre de "República moldave del Dniestr" del nombre del río que nace en los Carpatos de Ucrania y desemboca en el Mar negro bordeándola al Oeste, de ahí su nombre de "Transnistrie".
Esta franja de tierra de 4.000 km2 (200 largo por 20 de ancho) está poblada por 550.000 habitantes: un tercio de moldaves rumanofilos, un tercio de ucranianos y un tercio de rusos y aquí cabe preguntarse en donde se encontraban los moldaves propiamente dichos en el último referendum.
En 1992 una guerra de seis meses estalló entre los separatistas de Transnistrie y el poder de Chisinau (la capital moldava). Ella causó 1500 víctimas. La ventaja la obtuvieron los secesionistas apoyados por contingentes de cosacos pero sobre todo, por el XIV ejército ruso y sus 6.000 hombres bien entrenados y bien equipados, estaciones en permanencia en Transnistrie.
El conflicto se dió por terminado después de haber llegado a un acuerdo, en julio 1992, entre Boris Eltsine y el presidente moldavo Snegur que preveía el mantener la integridad territorial de Moldavia y un estatuto de autonomia para Transnistrie.
Pero en marzo 1995 Smirnov hizo adoptar por referendum una Constitución independiente para la "República del Dniestr".
Tiraspol, la "capital" del presidente Smirnov cuenta con unas veintitantas estatuas de Lenín y otros tantos monumentos de época.
Las elecciones, evidentemente, no son otra cosa que una parodia. La economía está controlada por el grupo Sheriff, propiedad de uno de los hijos del presidente. Su otro hijo dirige la aduana.
En cuanto al beneficio más grande político-mafioso, en el que es una cuestión de más de mil millones de dólares por año sale de la producción y del comercio de armas (morteros, ametralladoras, cohetes diversos etc.) Además de algunas fábricas modernizadas, al menos 21.000 toneladas de armamento y municiones constituen el stock del XIV Ejército que se encuentra aún en Transnistrie bajo control ruso.
La "originalidad" de este Estado fantasma descansa sobre dos elementos, el de ser a la vez un museo a cielo abierto de la difunta URSS y el país de todos los tráficos dirigido por antiguos miembros del KGB reconvertidos en "hombres de negocios".
Como para fiarse de las declaraciones y del comportamiento de los unos y de los otros.
El día 17 de setiembre pasado, según informe de la "comisión electoral" nombrada por el poder en plaza en Tiraspol "la capital" de la Transnistrie, tuvo lugar un referendum que dió como resultado un 97,1% en favor de su anexión a Rusia, la participación se estimó a 78,6%. Un escrutinio a la moda soviética sin ningún valor en derecho internacional ya que ningún estado ha reconocido la pseudo "República" que lo ha organizado. Inclusive Rusia que se sabe que es quién maniobra el peón Transnistrie sobre el tablero este-europeo se ha abstenido de todo reconocimiento explícito de dicha consulta. Lo que no impide que en el momento oportuno sabrá invocar el resultado.
Para la ONU y los diplomáticos europeos la Transnistrie no es otra cosa que una región separatista pro-rusa de la Moldavia encastrada entre este país y Ucrania. Bajo la égida de su actual presidente Igor Smirnov (65 años, en el poder desde hace 16 años) se autoproclamó independiente con el nombre de "República moldave del Dniestr" del nombre del río que nace en los Carpatos de Ucrania y desemboca en el Mar negro bordeándola al Oeste, de ahí su nombre de "Transnistrie".
Esta franja de tierra de 4.000 km2 (200 largo por 20 de ancho) está poblada por 550.000 habitantes: un tercio de moldaves rumanofilos, un tercio de ucranianos y un tercio de rusos y aquí cabe preguntarse en donde se encontraban los moldaves propiamente dichos en el último referendum.
En 1992 una guerra de seis meses estalló entre los separatistas de Transnistrie y el poder de Chisinau (la capital moldava). Ella causó 1500 víctimas. La ventaja la obtuvieron los secesionistas apoyados por contingentes de cosacos pero sobre todo, por el XIV ejército ruso y sus 6.000 hombres bien entrenados y bien equipados, estaciones en permanencia en Transnistrie.
El conflicto se dió por terminado después de haber llegado a un acuerdo, en julio 1992, entre Boris Eltsine y el presidente moldavo Snegur que preveía el mantener la integridad territorial de Moldavia y un estatuto de autonomia para Transnistrie.
Pero en marzo 1995 Smirnov hizo adoptar por referendum una Constitución independiente para la "República del Dniestr".
Tiraspol, la "capital" del presidente Smirnov cuenta con unas veintitantas estatuas de Lenín y otros tantos monumentos de época.
Las elecciones, evidentemente, no son otra cosa que una parodia. La economía está controlada por el grupo Sheriff, propiedad de uno de los hijos del presidente. Su otro hijo dirige la aduana.
En cuanto al beneficio más grande político-mafioso, en el que es una cuestión de más de mil millones de dólares por año sale de la producción y del comercio de armas (morteros, ametralladoras, cohetes diversos etc.) Además de algunas fábricas modernizadas, al menos 21.000 toneladas de armamento y municiones constituen el stock del XIV Ejército que se encuentra aún en Transnistrie bajo control ruso.
La "originalidad" de este Estado fantasma descansa sobre dos elementos, el de ser a la vez un museo a cielo abierto de la difunta URSS y el país de todos los tráficos dirigido por antiguos miembros del KGB reconvertidos en "hombres de negocios".
Como para fiarse de las declaraciones y del comportamiento de los unos y de los otros.
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